El regreso a Mallorca, donde no hace mucho el Sporting perdió a Mariño y un imposible tren hacia el ascenso, llega cuando las cosas se empiezan a complicar por las alturas. Nada está decidido, pero todos los gallitos ya están en primera línea del festejo. Así que a los rojiblancos no les queda otra que salir como sea de la isla con algún punto en el zurrón. Para ello Gallego y sus muchachos tendrán que afinar. Con la estrechez de fichas profesionales con las que cuenta el entrenador rojiblanco cualquier error de cálculo sería fatal. Seguro que los bermellones habrán tomado buena nota y estarán a la que salte por si hay que denunciar una alineación indebida: querrán ganar por lo civil o por lo criminal.
El viaje a Mallorca sirve también para descubrir que Neftali sigue por aquí. Lo del delantero que un día apareció a prueba por Mareo y amaneció una buena mañana con un contrato es uno de esos expedientes que investigaban los agentes Mulder y Scully. Quizá algún día se sepa qué fuerza sobrenatural o qué enanito cabezón verde y de ojos saltones dio el visto bueno a operaciones como la de Manzambi o la de Noblejas.
Pero ante las estrecheces con las que cuenta el Sporting, todo es bienvenido. El que tendrá que esperar es César García. El deseado menino del filial, al que algunos sabios reclaman desde la pretemporada, la montó ayer ante el Lealtad para cabreo de Samuel y con Gallego tomando buena nota en la grada. El chaval tendrá que tomárselo con calma o frotar la lámpara y rezar para que salga un enanito verde.
