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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el IX día de la crisis del covid en el Sporting: Batman y Bruce

En el caso de los jugadores del Sporting que están en el ojo del huracán se atisban gestos de arrepentimiento

Javier Martínez, en el centro, en la junta de accionistas del Sporting

El mundo bidimensional en el que está viviendo el Sporting desde que estalló la crisis del covid en el seno de los de Mareo completó ayer otro capítulo. Mientras los chicos sanos hacían lo que podían en Lugo y arañaban un punto en el Anxo Carro, en Gijón y alrededores se vivía otra jornada marcada por las nuevas palabras: antígenos, positivos, contactos estrechos... Lo deportivo sigue su curso, en lo médico-mediático se empiezan a escuchar ruidos de sables.

La directiva de los hosteleros se reunirá para analizar lo ocurrido con uno de sus líderes, que también lo es del consejo de administración del Sporting. Hay tambores de dimisión en Otea. Ya se verá, que en España lo de conjugar algunos verbos es complicado. Casi igualito que lo que ocurre con lo de pedir perdón. En el caso de los jugadores que están en el ojo del huracán se atisban gestos de arrepentimiento.

Todo pasará si la crisis sanitaria e institucional rojiblanca no acaba afectando a una temporada que iba para notable alto rozando el sobresaliente. Las próximas semanas serán una prueba de resistencia para el proyecto deportivo. En lo institucional nada cambiará, salvo que tiene mucha pinta de que la política de búnker ha llegado para quedarse. Tampoco parece que Martínez vaya a ser sacrificado. Y eso que jugar a ser por la mañana el Bruce Wayne del Sporting y por la noche el Batman de la hostelería tiene sus riesgos. Lo demás, ya lo dijo ayer el propio Martínez en su ronda televisiva, no es más que un poco de exaltación de la amistad.

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