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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión del día sobre el Sporting: Djuka y las plusvalías

El reparto de medallas por la apuesta a ojos ciegos por el “23” de los quince goles ha comenzado en la zona abuhardillada de Mareo

Djuka, en Logroño LOF

La goleada del Sporting en Logroño deja varias certezas. Una de ellas es que nada de lo que está ocurriendo es fruto de la flor, de un viento favorable o de la frescura que da la juventud a un equipo diseñado bajo las dudas que han dejado proyectos anteriores. Ya no es casualidad que los de Gallego den golpes encima de la mesa siempre que aparecen las dudas a su alrededor. Al técnico catalán ya le quedan pocas “excusas” para no empezar a ir relajando su discurso del “ya veremos” cuando se le pregunta por el ascenso y el objetivo del Sporting.

Otra de las certezas que va despejando el panorama es que el covidgate rojiblanco parece superado. La crisis covid, al margen del impacto sanitario y del paseíllo del escudo por el barro al que llevaron ciertos comportamientos de los muchachos, se ha saldado en lo deportivo mucho mejor de lo esperado, con las heridas justas. Y luego ya está lo de Djuka. El serbio ha tardado, pero ha dado la razón a los que no perdieron la fe en que algún día demostrara lo que de él se esperaba.

Con quince goles tiene en su mano disputar el “Pichichi” a todo un RDT. Y más vale que así sea, porque mientras el sportinguismo espera ver de verdad en acción a Campuzano para comprobar desde el sofá si es “9”, segunda punta, mediapunta o jugador de banda, tendrá que seguir siendo el serbio el que alimente los sueños de la sufrida Mareona. El reparto de medallas por la apuesta a ojos ciegos por el “23” de los quince goles ha comenzado en la zona abuhardillada de Mareo, donde eran reacios a perder la inversión más alta en un jugador en la historia del club hasta el fichaje de Manu García.

Aunque habrá que repartir el mérito con el que le fichó, ahora tratando de hacer de las suyas (no se sabe si buenas o malas) en Zaragoza

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Aunque habrá que repartir el mérito con el que le fichó, ahora tratando de hacer de las suyas (no se sabe si buenas o malas) en Zaragoza para salvar a otro histórico de la quema y que no acabe siguiendo el camino del Deportivo. Al César lo que es del César. Y ya a final de curso se verá cómo es la plusvalía que podría dejar (o no) Djuka en una supuesta venta. El gol siempre cotiza alto, aunque no estén los tiempos para grandes operaciones. En esto al Sporting sí que le ha fallado la flor.

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