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Álvaro Faes

Volverá a la bici

El accidente de Fernando Alonso en vísperas del Mundial de F1

Fernando Alonso con Carlos Sastre.

Las cornadas no sacan a los toreros de las plazas; ni las caídas, a los ciclistas del ciclismo; ni los accidentes, a los pilotos de las carreras. Fernando Alonso no es torero pero sí piloto y ciclista. Volverá. Entre Brasil 2003 y Australia 2016, sus dos peores percances en la F1, hay un puñado de trompadas de escalofrío. Toca sumar Lugano 2021 al calendario de golpes y poner a las lesiones una sonrisa, que un atropello en bici nunca se sabe cómo acaba. Volverá a los pedales porque es lo suyo, porque de no vivir con un motor a la espalda lo haría con un cuadro entre las piernas. A horcajadas de un cuadro MMR, la bici asturiana que construye Daniel Alonso y que lleva desde hace años. Primero se hizo con una como la del oro olímpico Samuel Sánchez y luego entró por la puerta grande en la casa avilesina, embajador de lujo de la marca y ahora patrocinador y proveedor de ropa del equipo MMR de Mountain Bike, a través del material de Kimoa, empresa de moda del universo Alonso.

La bici siempre ha estado junto a él. Habría tenido futuro si lo de los coches fallaba. La afición se hizo intensa a finales de 2008 por imperativo del guión. Había que restar peso al coche para 2009 porque aparecía el kers, un aparato para acumular energía en las frenadas pero que pesaba 40 kilos. No podía pasar de 605 el monoplaza, piloto incluido, así que tocaba afilarse.

Y Alonso dejó de lado para siempre esa cara redondeada de cuando McLraen (2007), ese cuello pétreo de las celebraciones desbocadas con Renault, para hacerse más liviano. A la pretemporada de 2009 llegó ligero y con 2.000 kilómetros de bici en las piernas. En el Algarve, una fría mañana de enero, con el primer entrenamiento del año al día siguiente en Portimao y casi de incógnito, se las ingenió para empotrarse una mañana en un entrenamiento profesional de ciclismo, en la pretemporada del Cervèlo, donde Carlos Sastre, en realidad admirador de la estrella de F1, era el líder.

La relación de Alonso con el ciclismo es una gran ronda por etapas, incluida una fallida en el intento de crear un equipo profesional y también la de los cientos de miles de kilómetros que ya lleva en las piernas. En solitario, con sus amigos asturianos del pelotón profesional, con los de siempre, o en las montañas de su casa de Suiza, donde le visitó la mala suerte en forma de atropello. En capilla para su vuelta al Mundial de F1 (28 de marzo, Bahrein) que la preocupación sea pensar si llega o no para el arranque es, en realidad, la mayor alegría. 

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