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Eloy Méndez

Pase al hueco

Eloy Méndez

Tras la victoria del Sporting en Albacete: Motivo de celebración

La solidez, la lucha y la regularidad del equipo de Gallego

Los jugadores del Sporting celebran el gol de la victoria ante el Albacete LOF

Que el Sporting alcanzara ayer el primer puesto de la clasificación histórica de Segunda División es una anécdota que no debería empujar a nadie a la celebración porque el lugar que le corresponde a la institución por masa social, instalaciones, cantera y personalidad está entre los más grandes. Conviene recordarlo todas las veces que sea necesario para que ni dentro del club ni en algunos sectores de la afición crezca el conformismo a fuerza de encadenar frustraciones. Y no vale la excusa de que el fútbol del siglo XXI nada tiene que ver, en lo deportivo y en lo económico, con el de hace cuarenta años, porque también ha cambiado para otras entidades de ciudades iguales o menores que Gijón, como la Real Sociedad, con trayectorias recientes mucho más presentables.

Al margen de esta obviedad, lo que sí debe provocar alegría entre las pacientes gentes rojiblancas es la consistencia, la fiabilidad y la entrega del actual equipo, obra y gracia de un entrenador que cogió un despojo heredado de la pasada temporada con dos retoques cosméticos y lo ha convertido en una máquina regular que no da por perdido ningún balón. Basta con ver la cara de rabia de los jugadores cada vez que fallan un pase para darse cuenta de que esto va muy en serio, por más que el discurso oficial siga siendo el de la permanencia, en un exceso de prudencia que empieza a rayar con el cinismo, en el mejor sentido de la palabra.

De los noventa minutos frente al Albacete se podría destacar la conocida seguridad de Mariño, la consolidación definitiva de Guille Rosas o el exceso de pausa de Manu García. Aunque lo mejor y más justo sería quedarse con el descomunal trabajo de Babin, que semana tras semana demuestra su condición de imprescindible. Y que ayer, además de ser el muro de siempre, se permitió el lujo de marcar un importantísimo gol de la victoria.

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