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Antonio Rico

Fútbol es fútbol

Antonio Rico

Nadie quiere que los poemas largos sean más largos

La posiblidad de que el Atlético de Madrid gane la Liga y frene el habitual reparto entre Madrid y Barça

Una acción del Real Madrid-Atlético de esta temporada Efe

Noto cierto nerviosismo en el planeta fútbol ante la posibilidad no tanto de que el Atlético de Madrid gane la Liga como de que no la gane el Real Madrid o el Fútbol Club Barcelona. Puede que sea el mismo nerviosismo que recorre el espinazo de los estrategas del fútbol francés al ver que el París Saint-Germain, como le ocurrió a Aquiles con la tortuga en la paradoja propuesta por Zenón de Elea, concedió al Lille una ventaja inicial y cada vez que llega donde ha estado la tortuga de Lille siempre tiene alguna distancia que recorrer para poder alcanzarla.

La prueba de que la Premier League está varios peldaños por encima de la Liga española o la Liga francesa es que nadie se pone nervioso cuando el Liverpool machaca al Manchester City, ni cuando el Manchester City destroza al Liverpool, ni cuando el Manchester United desaparece tragado por sus propias arenas movedizas, ni cuando el Arsenal se pierde como lágrimas en la lluvia, ni cuando el Leicester se proclama campeón dejando al mundo del fútbol con la misma cara de sorpresa que puso Darío III en la batalla de Gaugamela cuando vio el casco de Alejandro muy cerca de su carro de combate.

¿El prestigio de la Liga española depende de que el Real Madrid o el Barça sean campeones? ¿Los aficionados chinos o qataríes que siguen la Liga española esperan un duelo Barça-Madrid, y todo lo que no sea una reedición del duelo en el O. K. Corral entre Guardiola y Mourinho les parece un incumplimiento de contrato? Culés y merengues nos han ofrecido muchas temporadas de emoción y buen juego, partidos inolvidables, futbolistas irrepetibles, sorpresas en un deporte a veces tan determinista, resurgimientos imposibles y desastres espléndidos. Gracias, de verdad. Pero es bueno que haya vida en nuestro planeta más allá de la basada en la química del carbono merengue y culé. El ensayista y poeta británico Samuel Johnson decía que, aunque todo el mundo admiraba “El paraíso perdido” de John Milton, a nadie le gustaría que fuera más largo. ¿Y no estamos hablando precisamente de esto? Todos los futboleros admiramos el fútbol con el que el Real Madrid y el Barça han ganado las últimas Ligas, pero a nadie, más allá de los seguidores del Barça y del Real Madrid, le gustaría que este largo poema futbolístico escrito a dos manos fuera más largo.

“El paraíso perdido” de Milton está muy bien, pero no le cabe ni un verso más. Todos disfrutamos los ocho minutos largos de “Hurricane”, la gran canción de Bob Dylan sobre el boxeador Rubin “Hurricane” Carter, pero nadie quiere que dure un minuto más. La famosa secuencia de la película de Stanley Kubrick “2001: una Odisea del espacio” en la que el astronauta Bowman “viaja” a través de lo que Arthur C. Clarke llamaba “La puerta estelar”, una auténtica expresión visual de los “viajes” propiciados por el LSD y que en muchos cines de finales de los años 60 del siglo pasado era celebrada como un viaje psicodélico a las estrellas, dura justo lo que tiene que durar para no impacientar al espectador no psicodélico. Con la Liga española sucede lo mismo que con el “Paraíso perdido” de Milton, “Hurricane” de Bob Dylan o la secuencia psicodélica de “2001: una Odisea del espacio”. A nadie le gusta que el poema, la canción, la secuencia o el duopolio Madrid-Barça sean más largos. Por eso sería bueno que el Atlético de Madrid ganara la Liga. “El paraíso perdido” no merece que cerremos el libro con un gesto de cansancio, y la Liga no merece que nos levantemos del sofá bostezando antes de saber si el campeón es el Real Madrid o el Barça.

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