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Eloy Méndez

Pase al hueco

Eloy Méndez

La opinión sobre el futuro del delantero del Sporting: De Luis Enrique a Djuka

La necesaria y positiva sinceridad del buque insignia del proyecto

Djuka celebra un gol con el Sporting en El Molinón

Uros Djurdjevic ejerció ayer su derecho a decir lo que le plazca a través de una entrevista en exclusiva a LA NUEVA ESPAÑA de máximo interés para el aficionado medio y que ha puesto la pelota en el tejado de la zona acristalada de Mareo. El buque insignia del proyecto le contó sin tapujos al sportinguismo que su plan B, aplicable en caso de que no haya ascenso, pasa por irse de Gijón, salvo giro inesperado de los acontecimientos.

Se despachó con la misma sinceridad que lo hizo semanas atrás, también en las páginas de este periódico, el seleccionador nacional, cuando desveló que habría venido “de rodillas” al banquillo de El Molinón si se lo hubieran pedido al sacarse el título. Luis Enrique se refirió a su pasado como rojiblanco, y el montenegrino por vía paterna, a su futuro. Pero ambos, liberados de las lamentables ataduras del fútbol contemporáneo, dejaron claro que en las clases dirigentes falta a menudo visión y sobra condescendencia.

A que Djuka pueda especular en aceptable castellano con un destino mejor remunerado han contribuido dos factores. El primero y el más importante son los veinte goles que han situado al equipo en la lucha por la gloria en los albores de la primavera

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A que Djuka pueda especular en aceptable castellano con un destino mejor remunerado han contribuido dos factores. El primero y el más importante son los veinte goles que han situado al equipo en la lucha por la gloria en los albores de la primavera. Y el segundo es mérito de quienes confiaron en él después de dos temporadas desesperantes, tanto los que no le dieron boleto (se desconoce si por fe o por incapacidad para moverse en el mercado sin registrar abultadas pérdidas) como el actual técnico, artífice de la resurrección. Sus palabras de ayer, lejos de ser tomadas de forma torticera como un ejercicio de egoísmo por parte del jugador en un momento crucial, deberían provocar alegría en cualquier cabeza bien centrada. Pase lo que pase, será bueno (por vía deportiva o por vía económica). Cualquier interpretación alternativa serían venenosas ganas de confundir al personal. Ya lo dijo Luis Enrique: “Sportinguistas, sí; zoquetes, no”.

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