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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre la nueva polémica entre el Sporting y el Oviedo (II): Cortinas de humo

El Sporting debe centrarse en ganar de una vez para no tirar por la borda lo bueno conseguido hasta ahora y el Oviedo rematar la permanencia y pensar qué quiere ser de mayor

El derbi entre el Sporting y el Real Oviedo Miki López / Marcos León

Todavía es pronto para saber si el “lío de la llamada”, la chusca segunda parte de la “crisis de los urinarios”, pasará realmente factura a las relaciones entre el Sporting y el Oviedo. Sería aconsejable que el tiempo y los acontecimientos enterraran convenientemente un episodio que debería tener una vida más corta que la Superliga de Florentino. Si los vecinos no se soportan y se quieren divorciar, que lo hagan. Pero, por favor, que no molesten con sus discusiones de madrugada al resto de esta nuestra comunidad.

Que Oviedo y Sporting dediquen sus esfuerzos a las importantes tareas que tienen por delante. Al menos así lo entiende la inmensa mayoría de sus gentes. La parte luminosa del Sporting, el yang, debe centrarse en ganar de una vez para no tirar por la borda lo bueno conseguido por Gallego y sus muchachos y aferrarse como sea al play-off. Del yin, de los habitantes de la zona abuhardillada de Mareo donde le han cogido el gusto a vivir en la oscuridad, solo queda esperar que no se metan en más charcos.

La tarea que les queda a los azules –“proyecto”, claman los más revoltosos– pasa por rematar la permanencia, pensar en cómo reenganchar a los que han tirado la toalla y meditar qué es lo que quieren ser de mayores, que pasan los años y ya va siendo hora

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¿Y el Oviedo? Pues la tarea que les queda a los azules –“proyecto”, claman los más revoltosos– pasa por rematar la permanencia, pensar en cómo reenganchar a los que han tirado la toalla y ya, con más calma, meditar qué es lo que quieren ser de mayores, que pasan los años y ya va siendo hora. Lo demás, cortinas de humo. Y malas. Mucho.

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