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José Enrique Cima

El órdago del Movistar, por J. E. Cima

En los naipes cuando se lanza un órdago se arriesga a ganarlo todo o quedarse sin nada. En ciclismo sucede lo mismo y esto tiene varios análisis dependiendo de las lecturas de cada uno a toro pasado.

El Movistar, después de verse derrotado en la primera etapa en Pola de Lena por su exlíder, Nairo Quintana, decidió apostar todas sus bazas por el triunfo final y el resultado no fue el más feliz. Logró en Cangas del Narcea la victoria de etapa con Carretero, pero sin hacer tambalear a Quintana. Y en la última etapa se la jugó a lo grande desde la salida con la fuga de Oliveira, pero en el Violeo se vio que era insuficiente.

Lo intentaron después con Pedrero y con los ataques del joven escalador Einer Rubio, pero ambos fueron neutralizados, lo que aprovechó el veterano Latour para marcharse en solitario camino del triunfo.

Quintana aguantaba las embestidas de Pedrero y no iba a consentir que le rebajaran los 36 segundos que tenía de ventaja. Quedó patente que el Movistar de Jaimerena jugaba solamente a ganar la Vuelta. Y en esas circunstancias, a falta de un kilómetro para la cima ovetense, el galo Latour aprovechó el río revuelto para atacar y ganar la etapa, lo que le llevó además a colocarse tercero en el podio. No obstante, otro técnico, ante la imposibilidad de que Pedrero dejara atrás a Quintana, hubiera pactado ganar la etapa con Einer y ocupar el segundo y tercer puesto del podio. Todo es cuestión de decidir las prioridades.

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