Estirando un poco la goma, solo cinco equipos de los veintidós de la categoría ya están haciendo las maletas para marcharse de vacaciones. El resto se juegan toda la temporada en los cinco partidos que quedan para cerrar la Liga regular. Sumar, no perder de aquí al final, va a ser lo único que diferencie a los que se irán de fiesta de los que les tocará encabezar el cortejo fúnebre. En esas está el Sporting, que con el transcurrir de las horas ha visto cómo el punto de Butarque ha pasado de ser el fruto de otro aburrido día en la oficina, a un tesoro que garantiza que los gijoneses seguirán marcando el ritmo a la clase media que lucha por el play-off.
Después de ver al equipo de Gallego 37 jornadas consecutivas ahí arriba, mejor abrazar la causa de los optimistas que ser uno más en la montonera de los cenizos. Y eso que hay bastantes razones para empezar a sospechar que “esto es todo, amigos”, que ahora sí que no hay más. Pero con solo cinco jornadas por delante puede bastar con dar alguna que otra pedalada larga, que los rivales no es que vayan sobrados.
Los de Gallego pueden (y deben) salir definitivamente de la mala racha ante el Lugo, mientras que el Girona –para algunos la versión mejorada del Milán de Arrigo Sacchi– tendrá que morder el polvo un día de estos tras sumar 20 de los últimos 27 puntos
Los de Gallego pueden (y deben) salir definitivamente de la mala racha ante el Lugo, mientras que el Girona –para algunos tal parece que la versión mejorada del Milán de Arrigo Sacchi– tendrá que morder el polvo un día de estos tras sumar 20 de los últimos 27 puntos. Por lo demás, nada hay que celebrar por ahora. Y menos tras el descenso del Sporting B a no se sabe qué categoría en otro éxito más de la factoría Disney.
