La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Eloy Méndez

Pase al hueco

Eloy Méndez

Lo que tenía que pasar

El gol de Gaspar para una victoria imprescindible

En El Molinón pasó ayer lo que tenía que pasar porque al Sporting no le quedaba otra que ganar por lo civil o por lo criminal para no entrar en pánico, a pesar de que el Rayo había echado una mano un rato antes. La victoria es ungüento contra el sarpullido que provoca el miedo por tres motivos: acaba con una insoportable racha de cinco jornadas sin ganar, con otra igual de preocupante de cuatro sin marcar y permite al equipo abrir brecha con la zona de la nada en un momento donde cada milímetro de ventaja equivale a doscientos años luz. Hasta ahí lo positivo, que es mucho. Porque del juego poco hay que destacar: riesgo cero y a ver qué pasa, como corriente producto bancario. Un más de lo mismo que, a estas alturas, no va a cambiar. Ni debe, porque ya es tarde para intentarlo con probabilidades de éxito.

Acertó David Gallego al depositar su confianza por tercera vez consecutiva en Javi Fuego y Gragera como estibadores de un buque que en el último mes anduvo a la deriva por varios motivos, entre ellos, una manifiesta incapacidad para crear después de destruir, el ABC en este deporte. La pareja ha demostrado que es la mejor posible en su posición, aunque el gijonés no se parezca demasiado a lo que era antes de Navidad. Por delante, Manu García supo leer lo que a veces ni siquiera ve y al menos consiguió toda la atención de la defensa de enfrente. Y Gaspar finiquitó la función con un disparo ajustado que hace aún más incomprensible su escaso porcentaje de tiros. Alguien en el banquillo debería animarle a que lo intente más.

El gol del canterano permite, como poco, acabar mayo con algo que pintar. Y hace más llevadera la espera por Djurdjevic. Que en algún momento tendrá que volver.

Compartir el artículo

stats