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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Tras el fallecimiento de Arnau: Obras inacabadas

En momentos de tanta carga trágica y emocional pensar en el fútbol no deja de ser una broma macabra: toca arropar y mimar a la familia

Arnau con Míchel, en su etapa en el Málaga Daniel Pérez

Tras un adiós tan precipitado como el de Arnau a los 46 años, solo se puede decir que el primer ejecutivo deportivo del Oviedo deja tras de sí una obra inacabada que en realidad son muchas. El puñetero destino, la divinidad o, simplemente, la vida –elijan la que prefieran– han querido que el Oviedo se quede sin uno de sus timoneles justo cuando empezaba la reconstrucción. Pero en momentos de tanta carga trágica y emocional pensar en el fútbol no deja de ser una broma macabra.

El proyecto deportivo azul tendrá que reiniciarse cuando el dolor y el paso del tiempo lo permita. Pero tendrá que hacerlo. La gran bola no deja de girar, aunque haya días que parezca que el cielo se oscurece para siempre. Ya saben, la vida sigue, al final siempre sale el sol, bla, bla, bla... Luego está la obra personal de Arnau, sin duda el proyecto más importante de cualquier persona por encima de otras metas, y que el catalán tampoco va a poder ver terminada. En este caso, su familia, a la que toca arropar y mimar.

El proyecto deportivo azul tendrá que reiniciarse cuando el dolor y el paso del tiempo lo permita. Luego está la obra personal de Arnau, sin duda el proyecto más importante de cualquier persona, y que el catalán tampoco va a poder ver terminada

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Poco más se puede y se debe hacer en momentos así. Lo demás debería pasar a un discreto segundo plano. Por desgracia, el Oviedo y sus gentes ya tienen experiencia en enfrentarse a episodios vitales traumáticos: ahí están las muertes antes de tiempo de Peter Dubovsky y Armando Barbón, curiosamente casi paralelas a los peores momentos deportivos de la entidad, y que también supusieron dejar bastantes obras inacabadas. Y sí, la vida entonces, como ahora, siguió. Pero ya no fue lo mismo.

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