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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión del día sobre el Sporting: La hora del afilador

Si el Sporting se queda fuera del play-off no vale hablar de justicia o de injusticia: lo que vale es llegar, no estar a punto de hacerlo

David Gallego, en Mareo. Juan Plaza

Como en los tiempos de las viejas batallas, en Mareo, en sus verdes parajes y en los domicilios de algunos del ya mítico “entorno”, el afilador está teniendo trabajo extra. Se ponen a punto viejas dagas y mandobles por lo que pueda pasar. Otra vez pendientes de un milagro con el Lugo de por medio. Hablar de justicia o de injusticia en el caso de que el Sporting se quede fuera del play-off tras toda la temporada arriba no viene al caso. Lo mismo podría decir el Girona que sufrió a los guajes de Abelardo, el Atlético al que amargó Sergio Ramos o la Holanda a la que puso en su sitio Iniesta de mi vida.

Lo que vale es llegar, no estar a punto de hacerlo. Pero si el Sporting no lo logra, que nadie se llame a engaño: será por méritos propios. Por méritos propios se convirtió durante muchas fases de la competición en uno de los equipos revelación de la Liga. Y por méritos propios se quedará con cara de novia abandonada al pie del altar salvo que el Séptimo de Caballería lucense llegue al rescate de su piel y, de paso, de la de los rojiblancos.

A pesar de que desde el vestuario se confía en lo rocoso que es el Lugo, a nadie le gusta depender de los demás. No pinta bien. Sin olvidar que el Sporting tiene que ganar al Almería. ¿Y está el Sporting para ganar?

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A pesar de que desde el vestuario se confía en lo rocoso que es el Lugo, a nadie le gusta depender de los demás. No pinta bien. Sin olvidar que el Sporting tiene que ganar al Almería. ¿Y está el Sporting para ganar? Los de Gallego llevan tiempo cuesta abajo en la rodada, que cantaba Gardel, tal y como demuestran los números. Pero hay que esperar, que todavía queda un hilillo de vida. Aunque los cuchillos ya están listos por si cuellos y espaldas se ponen a tiro. La vieja historia.

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