Consumado el deceso de la temporada del Sporting, la semana arrancará con despedidas, entradas y salidas hacia no se sabe dónde. A alguien del club, si tiene a bien, le tocaría poner notas a un curso que iba para susto o muerte, se convirtió en toda una alegría y todavía está por valorar si acabó en decepción o en un fracaso en toda regla. Y es que queda a gusto del consumidor valorar cómo ha sido un año en el que el Sporting alcanzó la cima de la clase media y tuvo en su mano serlo todo para luego optar por quedarse en nada. Mal harían el club y Gallego y sus muchachos en no hacer introspección y autocrítica.
Y al mismo tiempo que se abordan las cosas del alma, a los habitantes de la zona abuhardillada les tocará tratar los asuntos de la carne. La propiedad tendrá que decidir qué hacer, por ejemplo, con Djuka: si aprovechar su mejor año y sacar tajada o retenerlo. No será fácil ya que el nuevo vecino de Montenegro ya dejó muy claro en estas páginas que solo había dos posibilidades: ascenso o salida.
También los hay que tendrán el teléfono abierto a la espera de la llamada, la del “tenemos que hablar”. Se avecinan rupturas y finales de ciclo. Carmona lo tiene claro. Javi Fuego quiere seguir. Y por Manu García habrá que esperar para ver su nivel en el Europeo “under 21”. El Sporting tiene que vender mucho y bien para tapar el agujero del covid y poder mantener el nivel adquisitivo de estos años. Tras la decepción, lo de todos años: se abre la subasta. El mercado manda, el zoco impone sus reglas.