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El Sporting, algo extraordinario

Me resulta muy difícil despedirme del que ha sido mi hogar durante nueve años. He sido muy feliz en Asturias, Gijón ya es nuestra segunda casa, tanto para mí como para mi familia. Hoy vivo un día muy especial. Un día triste, por tener que deciros adiós, pero a la vez cargado de orgullo tras haber vivido los años más intensos de mi vida como futbolista. Quiero que se me entienda al expresar lo que para mí ha supuesto vestir la camiseta del Real Sporting de Gijón. Haber formado parte de su historia me resulta algo realmente extraordinario. Añado a ello el inmenso honor de haber podido llevar su brazalete de capitán por los distintos estadios. Como rojiblanco he vivido momentos inolvidables. Lo fue aquel ascenso de los guajes, como también lo fue la permanencia al año siguiente. Aunque también he vivido momentos de profunda tristeza, como los que supusieron tener que despedir a mi querido Quini y al gran Alejo. En el presente, ahora solo tengo palabras de arraigo, recuerdo y profundo agradecimiento para todos. ¡Cómo voy a olvidarme de los compañeros de vestuario que he tenido! Han sido hermanos en la alegría y en el sufrimiento, porque de todo hemos tenido. Inolvidables compañeros siempre. ¡Cómo voy a olvidarme de los trabajadores del club! Especialmente de los auxiliares del equipo, sin horarios para estar presentes siempre donde y cuando hiciera falta. Mareo y el Sporting son fidelidad en estado puro. Gracias también a cuantos técnicos y dirigentes he tenido. Y a la Mareona. Nunca fui a campo alguno donde no hubiera una bufanda, una camiseta o un grito de ánimo y aliento. Gracias por vuestro cariño, gracias a vosotros el Sporting es lo que es: pura sensibilidad. Este futbolista que se va y pone fin a su paso por este extraordinario club quiere daros las gracias y decir que el Sporting anidará eternamente en mi corazón. ¡Muchas gracias!

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