Luis Enrique ha decidido disfrutar a tope de lo que le quede en la Eurocopa, le dejen o no le dejen. Al gijonés le va el rock and roll, está claro, y es capaz de salir al quite a una pregunta sobre su futuro –¿dimitirá si todo estalla ante Eslovaquia?– asegurando que lo que él tiene previsto es renovar. Luego es capaz de reaparecer en sus redes enfundado en el uniforme de bonito de la Roja dando gas a un patinete asegurando que está “¡A tope!”.
En la tierra que lo vio nacer, el que sí está a tope es el Oviedo. El bergantín azul ha cogido velocidad y la “operación retorno” no cesa. Vuelven a casa antes de Navidad Antonio Rivas, uno de los héroes del 2003, y Pedro Luis González. Rivas será presentado en el Tartiere junto a Rubén Reyes, su nuevo jefe. Mientras, a 28 kilómetros, hay novedades en la estructura civil, la no deportiva, del Sporting.
En la zona abuhardillada han recuperado la figura del director de comunicación después de aquella fallida experiencia que confundía a los aficionados de San Mamés con los de la Mareona. El elegido para la encomienda ha sido Carlos Llamas, que pasa de la radio de los obispos a tratar de modernizar la forma con la que los de ahí dentro se relacionan con el resto del mundo. Complicada tarea en la que seguro que al compañero(s) le será necesario la moral inasequible al desaliento de Luis Enrique, que siempre va ¡a tope! Y Eslovaquia ya está aquí.
