España espera su turno mientras las primeras selecciones van enfilando los cuartos. Puede que entre ellas se encuentre alguno de los elegidos para llegar a la final. A la Roja le quedan cuatro finales. Los de Luis Enrique pueden presumir de estar invictos y de presentar unos números ofensivos de los más destacados de toda la Eurocopa si no fuera porque los de la puntería, los que valen, son de cuarto nivel, y bajando.
Parece que el optimismo de la tropa va en aumento y muchos se creen ahora inmortales tras el 5-0 a Eslovaquia. Por lo que pudiera pasar no estaría mal tener una opción B para seguir con cierta ilusión lo que restaría de torneo si hay palo antes de lo previsto. Lo que viene siendo buscar un nuevo destino de las penas, las alegrías y los euros, si en la sala hay a quien le dé por jugarse los cuartos en las nuevas quinielas. Es algo típico de estas fechas, en las que medio planeta del balón busca nueva casa.
Los de Luis Enrique pueden presumir de estar invictos y de presentar unos números ofensivos de los más destacados de toda la Eurocopa si no fuera porque los de la puntería, los que valen, son de cuarto nivel, y bajando
El Oviedo cuenta con ser puerto de acogida de una docena de nuevos jugadores. Lo único que quedará reconocible de la anterior etapa será el Cuco. Mientras, a 28 kilómetros, la base del equipo está atada, o eso parece. Así que la consigna es dejar salir para luego ver qué se puede traer (y pagar). En Mareo esperan la llegada del camión blindado con las sacas a cambio de Djuka. También hay quien anda moviendo a Manu García de aquí para allá: cada nuevo equipo que se interesa por él engrandece al anterior. Nada que no ocurra cada verano, donde el listón sube y baja dependiendo de la hora del día.
