Pide Luis Enrique que la Policía actúe con contundencia contra los que se dedican en las redes sociales a cruzar la línea roja de la decencia una y otra vez. Lo solicita por lo ocurrido con Morata, al que le han caído de todos los colores –a él y a su familia– por culpa de su mala puntería. Y en esas está la Roja cuando llega la primera hora de la verdad, el partido ante la Croacia de Modric que pudo ser campeona del mundo si no llega a ser por Francia y su legión de Mbappé, Pogba y/o Griezmann.
A estas alturas, ahora que empieza la hora de la vida o la muerte súbita, habría que saber que ya no queda enemigo fácil. Mucho menos cuando a la Roja de Luis Enrique le rodean las dudas desde que el jefe de utilleros pisó Las Rozas para que todo estuviera listo cuando llegaran los chicos, sin acento asturiano en el campo, pero sobrado de él en el banquillo y en algunos despachos.
Ahora que empieza la hora de la vida o la muerte súbita, habría que saber que ya no queda enemigo fácil. Mucho menos cuando a la Roja de Luis Enrique le rodean las dudas desde que el jefe de utilleros pisó Las Rozas para que todo estuviera listo
Y mucho más cuando empiezan las primeras sorpresas en la Eurocopa, con los Países Bajos (antes aquellas tierras conocidas como Holanda) ventilados por los checos para horror de Van der Vaart, otro “hater” del fútbol del toque y toque hacia la nada de nuestra querida España. Mientras, aquí en el Norte está lleno de frío, todo se mueve lento, muy lento, como una iguana al sol del desierto mexicano. El mercado se aventura largo en busca de las tres “b”, pero ya empiezan a sonar nombres extraños de ligas lejanas. ¡Qué pereza!
