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Catenaccio

Nacho Azparren

Soldado Frefu

El error de prescindir de personas discretas con sentimiento como Santiago Serrano, el delegado del Vetusta

Santiago Serrano ha sido el delegado del Vetusta durante las tres últimas temporadas. Hasta el viernes, cuando una fría llamada telefónica puso fin a sus servicios: sin el correspondiente cara a cara y a escasos días de comenzar la pretemporada. Durante toda mi vida he tratado con numerosos oviedistas, intensificados los contactos en la última década haciendo información del Oviedo, y tengo una cosa clara: ninguno con el sentimiento de Santi, al que todos conocen como Frefu.

Hace algunos años, en plena etapa en el barro, le llevé conmigo a un partido que el Oviedo jugaba en Lugo. Era el último que podía ver antes de que se fuera de viaje de estudios y, unos meses después, de Erasmus. Durante el viaje, Frefu recibió una llamada que le dejó con gesto contrariado. Habían cancelado su viaje de estudios. Una jugarreta de la empresa organizadora que, además, amenazaba con no reembolsarle el dinero ya pagado. Al minuto de recibir la noticia, su cara mutó en una sonrisa: “Bueno, mejor… ¡Así puedo ver otro par de partidos del Oviedo antes de irme!”.

La contratación de exjugadores esta temporada es una iniciativa doblemente aplaudida: los candidatos presentan pasado y méritos. Las de Reyes, Rivas, Paco, Jaime o Jon Carrera son elecciones merecidas por su capacidad, además del ADN azul.

Pero se equivocaría el Oviedo si prescindiera de perfiles como los de Frefu (licenciado en psicología, entrenador muchos años de la mano de Iñaki Artabe y con estudios en coaching), menos mediáticos, discretos y herméticos con todo lo que se moviera en el club, alejados de los “likes” y tendencias (ya sucedió con Silva hace no tanto), pero inigualables en entrega y capacidad de trabajo: si mañana le propones a Frefu ir a recoger balones al río, se iría inmediatamente a comprar unas botas de agua y a apuntarse a un curso de salvamento.

En los tiempos del mercantilismo y el populismo, tener soldados que te cubran varios frentes en un lujo para cualquier club. Más todavía en uno tan sensible como el Oviedo.

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