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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el Oviedo, el Sporting y la nueva polémica en el Real Madrid: Florentino, no llores

Las cintas de Abellán que han arrastrado por el barro al tito Floren solo son un pequeño cobro por sus maniobras que le han llevado, por ejemplo, a ser el dueño virtual de Madrid si pagar un euro

Florentino Pérez y Cristiano Ronaldo LNE

Si nuestras conversaciones fueran monitorizadas 24/7 y luego expuestas en foro público (con y sin contexto), más de uno se despertaría en una celda en Guantánamo. Aunque lo ocurrido estos días con las grabaciones de Florentino Pérez abre la puerta a varias reflexiones. Una es cómo el fútbol transforma a la tropa. Por mucho que el dueño de ACS se haya aupado a la cúspide de la pirámide sobre un grueso lecho de cadáveres, cuesta creer que su comportamiento en el mundo de las altas finanzas sea como el que se puede escuchar en las cintas de Abellán.

El fútbol descontrola las neuronas de tal forma que lleva a tipos listos, y el tito Floren lo es, a convertirse en los bufones de la corte. Luego ya está el componente social, psicólogo y cabroncete del españolito, al que le encanta ver (y abrir la boca solo en ese momento) a un todopoderoso tropezar y caer en el barro. También juega un papel vital el ego: no hay presidente, por modesto que sea el club, que no lleve con resignación que nunca, nunca, nunca va a ser más querido que los que juegan. Y ya no digamos cuando el futbolista flaquea, pero sigue cobrando lo firmado.

El fútbol descontrola las neuronas de tal forma que lleva a tipos listos, y el tito Floren lo es, a convertirse en los bufones de la corte. Luego ya está el componente social, psicólogo y cabroncete del españolito

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En esta historia queda por ver quién gana con la filtración y/o venta de los audios. Puede que nunca se sepa. Tampoco tiene pinta de que el asunto vaya a llevar al tito Floren a dejarlo. Más que nada porque ya se encargó de hacer que sean pocas personas en este mundo las que puedan optar a ser presidente del Real Madrid. Jugada maestra la del caballero que, sin pagar ni un euro, ni comprar acción alguna, es el dueño de uno de los mejores clubes del mundo. Por eso, que todo el planeta haya escuchado al ser superior llamar zoquete a los suyos solo es un pequeño pago por todo lo conseguido por la patilla. Así que, tito Floren, no llores.

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