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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión del día sobre los Juegos, el Oviedo y el Sporting: Medallas, hipersexo y esos abonos

El skate deja en Tokio un podio más cercano a la guardería que a la Universidad, la campaña de abonados no gusta al oviedismo y Djuka sigue a la espera

Una de las participantes en la prueba de skate de los Juegos de Tokio Reuters

Una sociedad que empieza a asumir como normal (ya era hora) que una madre y su hija jueguen juntas al fútbol en el parque enfundadas, por ejemplo, en la camiseta de la selección española y con la mascarilla a juego, no debería extrañarse de que en Tokio se hayan otorgado las medallas más precoces que se recuerdan con un podio en el skate femenino con una edad más cercana a la guardería que a la Universidad. Pero aún hay quien retuerce el fociquín ante estas cosas.

Los adolescentes piden paso en todo. Si pueden ser la generación más hipersexualizada de la historia, ¿por qué no estrellas en unos Juegos? Por lo demás, y fiándolo todo únicamente a la memoria, los Juegos del jet lag, que están obligando a la tropa a vivir con dos relojes y a base de baños de café, dejan a nuestra María López complicándose la vida junto a sus compañeras para pasar a cuartos en hockey hierba, una medalla en bicicleta de montaña y a Gasol y a sus muchachos ilusionando.

Mientras, aquí en casa, bajan revueltas las aguas en el paraíso azul. A parte del oviedismo no le ha gustado nada la campaña de abonados. En otros tiempos, un par de cervezas por aquí, unas cuantas entradas por la patilla por allá, y asunto resuelto. El problema es que en la era de las redes y de las granjas de troles los viejos remedios ya no funcionan. Luego está eso que a algunos les gusta llamar justicia poética y que acaba con el criador de los dóberman asesinos devorado por sus propias criaturas como en una película de serie B.

A parte del oviedismo no le ha gustado nada la campaña de abonados. En otros tiempos, un par de cervezas por aquí, unas cuantas entradas por la patilla por allá, y asunto resuelto, pero en la era de las redes los viejos remedios ya no funcionan

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¿Y a 28 kilómetros? Pues en Gijón hay cierta calma a la espera de ver lo que ocurre con las salidas una vez agotado el cupo de entradas que el Sporting se ha podido permitir después de deshacerse de sueldos de muchas cifras como los de Carmona, Manu García y Javi Fuego. Todo está en manos del gran hacedor de ventas de turno. Por el momento, Djuka sigue en Gijón a la espera de que alguien llegue con 10 millones. No parece que haya mucha cola. Esto sí que es hipersexualidad.

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