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A vuelapluma

Xuan Fernández

Match Point

Carreño no engañó a nadie. Lo dijo en este periódico tras ganar a Sandgren. “Djokovic no es imbatible”. Y no lo fue. Nadie lo es. Tampoco fue ayer un ejemplo el serbio para miles y miles de niños, como los que siguieron el partido en el Grupo Covadonga. De la alegría a la vergüenza ajena. El serbio llegó a los Juegos agotado, se desplomó ante Zverev y jugó contra Carreño con la mente en Ibiza. Perdió los papeles, arrojó su raqueta por verse incapaz de remontar y luego renunció a los dobles mixtos. Todos se equivocan. También los mejores. Djokovic lo es. Pidió perdón. “A veces es difícil controlarse”. Vaya si lo es. Ya lo dicen en “Match Point”: “Asusta pensar cuantas cosas se escapan a nuestro control”.

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