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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el Oviedo, el Sporting y el Barça: Pie de atleta y un culebrón turco-culé

El gusto por los jugadores atletas en lugar de los filigraneros, Rubiales y la mujer de Tebas y la fiesta culé fuera del campo

Por la izquierda, Cuco Ziganda y David Gallego LNE

Día de pre-previa. El Cuco le da un toque a su manera a Pombo. Es ahora cuando empieza a estar bien físicamente y no cuando llegó al Oviedo, por mucho que se empeñara en decirlo el jugador en sus primeros días como azul.

En el “fúrgol” actual lo primero es ser atleta y luego ya viene lo otro. Sin físico no hay galletas y toca chupar banquillo por muy filigranero que se sea con el balón. Pie de atleta antes que guante en el pie.

El sistema y bajar a defender antes que gastar el poco fuelle que se tenga en una jugada de ataque. Es lo que nos ha tocado vivir: unos tiempos en los que hay serias dudas de que jugadores anárquicos, de caleya (elijan al que prefieran), tuvieran hueco. El bloque por encima de todo: pasa aquí y en Sebastopol.

Mientras, a 28 kilómetros, turno para Gallego. Al técnico del Sporting le tocó salir a destacar las buenas sensaciones en Ipurúa a pesar de la derrota. Sí, cierto, pero cero puntos. Mejor que el discurso de las sensaciones se repita pocas veces.

Por lo demás, el técnico de Suria confía en que los suyos mejoren sus prestaciones en defensa. No se puede tener todo. Es la teoría de la manta corta. Pero seguro que a la mayoría de la afición rojiblanca le gusta más lo que ha visto hasta ahora que lo de la temporada pasada.

Koeman va por un lado, la plantilla por el suyo y la directiva en su mundo. Ahora hay equipo para más que para asegurar la Liga de Campeones. El culebrón turco-culé suma capítulos y no parece tener fin

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Fuera de la madreñina, empate del Barça en el antiguo Ramón de Carranza, pero lo importante, la fiesta, sigue fuera del campo. Entra Piqué en escena, que matiza el “esto es lo que hay” suyo y de Koeman. El holandés va por un lado, la plantilla por el suyo y la directiva en su mundo.

Ahora hay equipo para más que para asegurar la Liga de Campeones. El culebrón turco-culé suma capítulos y no parece tener fin.

Y entre el humo de la pólvora que dejan los cañonazos aparece Tebas: Madrid y Barça está condenados a sufrir en Europa por el desmadre del control económico de la UEFA y a Rubiales solo le ha faltado pedirle acostarse con su mujer. Así no hay quien firme la paz.

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