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Alberto Menéndez

No se puede fallar tanto

El Oviedo mereció ganar el partido de ayer ante el Girona. Si no lo hizo fue porque sus jugadores no estuvieron acertados ante la portería contraria. Pero es que no se puede fallar tanto. Porque fueron varias y clarísimas las ocasiones de gol que tuvieron los azules en el primer tiempo. Y esta falta de puntería la acabaron pagando al final del partido. En el segundo tiempo los oviedistas se dejaron llevar por el juego cansino, sin ritmo, de los catalanes, y dejaron de acercarse con tanto peligro al área de los gerundenses. Hasta dio la sensación que daban por bueno el empate. No solo tras la expulsión de Obeng, sino incluso antes.

Parece evidente que el Oviedo de este año no tiene mucho que ver con los de las dos temporadas anteriores. Ese más consistente. Al menos por ahora. Pero para aspirar a algo más que a luchar por los puestos medios de la clasificación el equipo de la capital del Principado está obligado a mostrarse autoritario en su campo. Ayer tuvo la oportunidad de enlazar dos victorias consecutivas en el Tartiere y no lo hizo. Una pena, porque méritos para haberlo conseguido hizo de sobra en los primeros 45 minutos del choque. Que el actual conjunto que dirige Ziganda es más fiable que el de hace solo unos meses lo evidencia su seguridad defensiva. La retaguardia y el centro del campo azul no conceden apenas oportunidades a los equipos contrarios. Ayer el Girona creó muy poco peligro y Femenías únicamente tuvo que intervenir en los minutos finales a disparo de Samu cuando el equipo jugaba con diez.

Los oviedistas dejaron el control del juego a los catalanes que entrena Michel durante gran parte del encuentro. Pero mientras que en la primera parte los asturianos supieron contrarrestar el toque y toque estéril del Girona con rápidos contrataques y ansia de gol, en los segundos 45 minutos casi no lo hicieron, convirtiéndose el partido en una lucha sin gracia en el centro del campo que solo beneficiaba a los forasteros, que no dieron sensación de ir a por la victoria ni tan siquiera tras la expulsión de Obeng.

Fue precisamente el joven delantero centro ghanés quien tuvo las más claras ocasiones de gol. Una en el minuto 7, tras un gran centro de Cornud desde la izquierda, y otra en el 14 tras un error defensivo de los gerundenses que dejó a Obeng mano a mano con el guardameta Juan Carlos, que le robó el balón cuando intentaba driblarle. También pudieron marcar Dani Calvo (no conectó con la pelota), Viti (de cabeza) y Borja Bastón (de fuerte disparo desde fuera del área que atajó el portero visitante). Pero no fue posible.

Virguerías del Oviedo en el primer tiempo las mínimas, si es que hubo alguna. Juego directo y rápido hacia el área contraria, que es el que hasta el momento más rendimiento le está dando al cuadro azul. En la segunda parte, sin embargo, se vieron incapaces de romper el entramado defensivo del Girona en el centro del campo, cayendo en la monotonía de la que hizo gala el equipo de Michel durante los más de cien minutos que duro el encuentro.

En esta ocasión ni hubo ocasión de arreón final en busca de la victoria. De ello se encargó el árbitro con la tarjeta roja directa a Obeng después de intervenir el VAR.

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