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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el Oviedo-Sporting: La hora del cuñadismo y de Luis Enrique

Comienza la búsqueda de entradas para ver el derbi, en Oviedo y Gijón los vestuarios se calientan y Luis Enrique ya tiene argumentos contra sus "amigos" periodistas

Luis Enrique, a la derecha, junto a Yeremy en el Italia-España de la Liga de las Naciones Reuters

Se acerca la hora de la verdad al mismo ritmo al que se van apagando los ecos, que no las consecuencias, del “último aguántame el cubata” entre el Oviedo y el Sporting. La vida sigue y el cuñadismo, el fenómeno “tengo yo un amigo que…”, el “conseguidor”… en ocasiones tan inútil como los pezones en un paisano, se convierte ahora en una cuestión de primer orden: hay que hacerse como sea con entradas para ir al derbi.

Sí o sí, habrá presencia de sportinguistas, aunque sea camuflados, en la grada del Tartiere, donde vuelve a tomar impulso el viejo anhelo de explotar comercialmente sus bajos. Luego, Dios dirá. Pero por el momento manda el “fúrgol”.

Y a ras de hierba, quizá por influencia de los efluvios de los roces entre las directivas, los vestuarios han empezando a meterse en faena. Arribas sale al corte de Babin, con réplica de Gragera, por aquello que dijo el central nada más acabar la pasada jornada de que para el Sporting el derbi es como la Champions y el final del mundo.

¿Lo diría por cómo celebraron los azules las victorias en los últimos partidos de rivalidad? No se sabe. Alguien debería preguntarle al de Martinica en la siguiente rueda de prensa o sacar del retiro dorado a Javi Fuego, que se pilló un buen mosqueo por una de aquellas fiestas a pie de campo de la muchachada carbayona. Queda por ver cómo sería el festejo de Gallego y sus chicos si les consiguen amargar la fiesta a los de la capital.

A ras de hierba, quizá por influencia de los efluvios de los roces entre las directivas, los vestuarios han empezando a meterse en faena. Arribas sale al corte de Babin, con réplica de Gragera, por aquello de que el derbi es como la Champions

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Quien sí logró cargarse una fiesta azul, azul Italia, ha sido Luis Enrique. El seleccionador (y por tanto la selección) más maltratado desde la “era Clemente” disputará su primera final con la Roja utilizando a jugadores que no podrán tomarse una cerveza en caso de llevarse la Liga de la Naciones, una especie de Danone Cup para adultos, por eso de la minoría de edad.

Mientras, y al cierre de esta edición, seguía sin conocerse si Lucho ya se había orinado en los zapatos de alguno de sus amigos periodistas.

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