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Alberto Menéndez

Una defensa desconocida

El Oviedo dejó de empatar anoche, pero para mal, para volver a perder. Y lo hizo en el Carlos Tartiere, en donde solo ha ganado un partido en lo que va de temporada. Triste bagaje en casa para un equipo que, teóricamente, aspira a estar en la parte alta de la tabla. Los del Cuco Ziganda jugaron ayer el peor encuentro de la temporada, pero a diferencia de confrontaciones anteriores los problemas no estuvieron en la parte de adelante (en la segunda mitad crearon varias ocasiones de gol) sino, fundamentalmente, en la retaguardia. La defensa azul no estuvo a la altura ante el Burgos. Ni Costas, ni, sobre todo, Calvo supieron frenar a los delanteros burgaleses, como tampoco lo hizo Lucas, con el que siempre pudo Saúl Berjón, ni tampoco Cornud, por cuyo lado llegó el gol inicial de los castellanos, el primero de Guillermo.

Tras un muy mal primer tiempo, parecía al inicio de la segunda parte que los carbayones podían ser capaces de dar la vuelta al marcador. Fueron unos minutos en los que los de la capital del Principado tomaron el mando en el juego, llegando a empatar después de que los burgaleses cometieran un innecesario aunque a la vez claro penalti. Borja Bastón no dio opción al exoviedista Alfonso y marcó en el minuto 11. Con anterioridad Borja Sánchez había finalizado un buen ataque azul con un disparó al larguero. Y ya luego, con el resultado desfavorable de 1-2, fue Borja Bastón el que también se encontró con el poste en un remate con su pierna izquierda.

Pero cuando mejor se estaba encontrando el Oviedo sobre el terreno de juego salió a relucir la clase de Saúl Berjón. Con un toque sutil en el lanzamiento de una falta puso un balón de oro para que lo rematara de nuevo Guillermo a la red de la portería de Femenías. El segundo gol de los de Julián Calero dejó muy tocados a los oviedistas. Ziganda puso toda la carne en el asador, hasta con tres delanteros centros, pero lógicamente arriesgando en defensa. No le salió bien la estrategia y fue el Burgos el que logró ampliar la diferencia tras una contra en la que Claudio Medina llegó en solitario desde su propio campo hasta el área contraria batiendo sin remisión al cancerbero azul. Fin del partido, aunque aún con minutos por disputar.

El Oviedo hizo un primer tiempo para olvidar. Así y todo pudo empatar en el último suspiro tras destapar el tarro de las esencias Borja Sánchez, que dio un gran balón a Jimmy, cuyo disparo, desgraciadamente para los intereses azules, se encontró con la espalda de Jirka, que evitó el tanto de su compañero cuando Alfonso Herrero ya había sido superado. No hubiera hecho justicia el empate a los méritos de unos y otros en esos primeros 45 minutos. Los oviedistas fueron incapaces de originar ni una sola ocasión de peligro (a excepción de la ya reseñada de Jimmy) en toda la primera parte. Pero lo que es peor es que, a diferencia de encuentros anteriores en el Carlos Tartiere, no dieron casi nunca sensación de poder crear peligro. Fue un equipo falto de intensidad y sin imaginación, a pesar de los cambios realizados por Ziganda con el objetivo precisamente de lograr ser más creativos del centro del campo hacia adelante.

El Oviedo debe dar un golpe de autoridad en Ponferrada si no quiere volver a revivir tiempos de incertidumbre como los de las dos últimas temporadas.

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