Opinión | En territorio comanche

La opinión del día sobre el Oviedo: Ziganda, Berjón y sus cinco minutos

No estaría mal encargar una encuesta para conocer qué opina la tropa sobre cómo uno de los suyos quiso aprovechar que el río baja revuelto para cobrarse no se sabe qué deuda con el Cuco

Saúl Berjón, con el Burgos en el Tartiere

Saúl Berjón, con el Burgos en el Tartiere / Miki López

No están los ánimos en el Oviedo (Real) y en el oviedismo para ponerse a hacer encuestas. Pero no estaría mal encargar una para conocer, por ejemplo, qué opina la tropa sobre cómo uno de los suyos quiso aprovechar que el río baja revuelto para cobrarse no se sabe qué deuda con Ziganda.

Que sepamos, el Cuco sigue siendo entrenador del Oviedo. Por el contrario, Berjón optó por buscarse las habichuelas en otro club y categoría. Así que en caso de conflicto no debería haber dudas de por quién tomar partido, aunque el pasado de uno y otro sea más o menos azul.

Pero, claro, con el equipo en crisis y con los devotos de alimentar a su majestad la picadora con carne de entrenador haciéndose cada vez más fuertes, es más cómodo confundir el tocino con la velocidad. Y más cuando las acciones del Cuco se han desplomado por sus aciertos y errores que, por cierto, también lo son de sus jugadores.

¿Qué hubiera pasado si el Cuco se hubiera puesto a la altura de Berjón? ¿Hasta qué mundos y más allá habrían llegado las bochornosas imágenes? ¿Estaríamos hablando entonces de quién de los dos es más oviedista?

Por eso no estaría mal aplaudir la sangre fría del navarro ante la provocación sufrida en su área técnica por parte del que reconoció a través de un whatsapp que dejaba el Oviedo tras haber estudiado cinco minutos la oferta de renovación que le presentó el club.

¿Qué hubiera pasado si el Cuco se hubiera puesto a la altura de Berjón? ¿Hasta qué mundos y más allá habrían llegado las bochornosas imágenes? ¿Estaríamos hablando entonces de quién de los dos es más oviedista? ¿O de que cuando se trata de la cartera y de una vendetta personal no hay colores que valgan salvo los de uno mismo?

Preguntas al aire que no tendrán respuesta. No hay tiempo, El Toralín ya se ve allí a lo lejos. Pero bien harían Berjón y sus asesores en meditar y pensar en el marrón del que les ha librado el Cuco. Aunque solo sean unos minutos. Solo cinco.

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