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José Víctor Fernández

Clásico pero no ordinario

Cuando se aproxima lo que se ha dado en llamar un Clásico, el planeta fútbol altera sus ritmos habituales. Si además se le suma que el público vuelve a las gradas, este Barça-Madrid presenta todos los ingredientes para calificarlo como extraordinario. Se olvidarán las escasas afluencias de aficionados en las recientes citas culés y nos acercaremos nuevamente a los casi cien mil asistentes al Camp Nou, el canto a capela del himno y todo el ceremonial.

Mientras, a ras de césped, Koeman se tentará la ropa y lamentará no tener a su disposición a Araujo, Pedri ni Dembélé. Muchas y muy importantes ausencias ante el gran rival, pero se consolará con la vuelta de Ansu Fati, el joven futbolista distinto y que puede decidir cualquier jugada sin pestañear. También aparece en escena el Kun, otro alivio atacante, y hasta Coutinho va entrando trabajosamente al tajo. Renace a la excelencia Jordi Alba y Busquets es eterno. Piqué hasta salva trances europeos goleando.

A Ancelotti, en principio, le sabe más dulce el chicle después de viajar a Kiev. Tras sortear un aparente bache ha puesto sus cartas boca arriba: el 4-3-3 no es negociable. È chiaro? La vuelta de Mendy ha serenado a la zaga y a partir de ahí no descartemos sorpresas. Los tres tenores centrocampistas (M-C-K) aparentan plaza asegurada y arriba el hombre-bala, digamos Vinicius, es tan fijo como el claqué de Benzemá. Después, Carletto dirá. Está inspirado tras el pleno frente al Shakhtar (en el que Casemiro reunió 16 recuperaciones) y quiere seguir apostando por el fútbol de ataque. Ese que algunos dicen que es la mejor defensa.

Esperemos que Sánchez Martínez tenga un buen día sobre la hierba y que el VAR no tenga ocasión de incrementar su dilatado listado de disparates.

La nostalgia de constatar la ausencia de Messi y Cristiano en los onces iniciales pasará cuando el balón eche a rodar.

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