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Alberto Menéndez

No se puede dar más con menos

El Oviedo Baloncesto, con déficit de gente alta y de tiradores y con necesidad de recuperar lesionados y de algún refuerzo, no pudo ofrecer más que pelea ante un Castelló que demostró su potencial

El Oviedo Baloncesto dio ayer una lección de pundonor. No se puede ofrecer más con menos a una afición que, una vez más, demostró que nunca abandona a sus jugadores.

Los carbayones salieron a la pista con un déficit de plantilla demasiado importante respecto a un club, el Tau Castelló, con un equipo mucho más rico, confeccionado con el claro objetivo de ascender. Y en la tarde de ayer demostró su potencial en Pumarín. Como dijo al final de la contienda su entrenador, Toni Ten, jugaron brillante. Los castellonenses siempre estuvieron cómodos y los asturianos, sin embargo, nada más que pudieron hacerles frente a base de pelea. Mucha, pero muy insuficiente.

No poder contar con tres hombres altos, Martí, Kabasele y Bartolomé, es un hándicap muy difícil de superar para un combinado con escasez de efectivos. Pero es que, además, a los de Natxo Lezkano les faltó acierto e incluso suerte en algunas fases del encuentro para poder hacer frente con alguna garantía de éxito a un equipo tan físico y tan acertado ayer en el tiro como el Castelló.

Desde el primer minuto, a los oviedistas se les notó que les costaba mucho conseguir canastas, mientras que el juego de los levantinos fue en todo momento más fluido. Así, poco a poco se fueron distanciando en el marcador. Pero no fue hasta el tercer cuarto cuando se vio claramente que el partido se iba a decantar del lado del Tau, llegando a ser la diferencia de hasta 28 puntos durante bastantes minutos.

Los azules intentaron el acercamiento a los castellonenses de todas las maneras posibles, pero sin éxito con ninguna de ellas. En un momento determinado parecía que la zona desconcertaba a los de Toni Ten, pero fue solo un espejismo. Duró hasta que los levantinos volvieron a coger el ritmo de tiro. Fue precisamente el gran acierto desde más allá de los 6,75 metros de los del Tau lo que rompió totalmente el partido. Sobre todo, porque a los de casa no les salió prácticamente nada durante los tres primeros cuartos. En el último sí, en el último sacaron a relucir la casta de un equipo que nunca se rinde, y que llegó a acercarse a doce puntos cuando faltaban tres minutos para el final del choque. Coincidieron estos buenos minutos con la expulsión de Lezkano. Se juntaron así las ganas de agradar a sus seguidores con la rabia por quedarse sin entrador. Pero una vez más los tiros de tres (tres consecutivos) rompieron la buena racha carbayona. Eso sí, se maquilló el resultado.

El Oviedo necesita de forma imperiosa que tanto Kabasele como Alexis Bartolomé se reincorporen al equipo. Su concurso es indispensable, como también lo sería incorporar a algún nuevo efectivo a la plantilla. Hay déficit se gente alta y de tiradores. Castelló ayer tuvo la participación tanto de unos como de otros. Y se notó.

Y, por cierto, respecto a la expulsión del técnico oviedista, no estaría de más que alguien tomara alguna medida para que los árbitros dejasen de intentar convertirse en protagonistas con sus decisiones. Muchas veces, como es el caso de ayer, no es que influyan en el resultado final del partido (que para nada fue así), pero deslucen el espectáculo. Y eso no beneficia a nadie.

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