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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: La fiesta del cacheo

Tebas puede vender ahí fuera los vídeos del trato a la afición visitante en muchos partidos, la Mareona estará el Lugo y el Barça se olvida de quién fue el héroe de Wembley

Aficionados del Oviedo, en El Toralín Área 11

Octubre enfila la recta final con las luces de Navidad preparadas en muchas ciudades y con los equipos midiendo sus fuerzas una vez consumido el primer tercio de la competición. En la madreñina astur del balón el Oviedo saca pecho y el Sporting ya acopia moral y prepara la primera gran Mareona tras aquella en Santander en la que Murilo –¿se acuerdan de Murilo?– se convirtió en ídolo rojiblanco por un día.

Atrás queda un fin de semana feliz para los azules (y el Cuco) y agridulce para los de Gallego, que tienen que ganar fuera lo que han perdido en El Molinón. También queda atrás el Clásico. Si este Barça-Madrid es el mejor producto que Tebas puede vender ahí fuera, LaLiga tendrá que hacérselo mirar. Eso, u ofrecer vídeos de la “fiesta del cacheo” en la que se convierten muchos partidos con afición visitante, tal y como denuncian las peñas azules.

La generación del selfie no sabe quién es el héroe de Wembley. Solo que es un tipo al que Laporta mantiene en el cargo porque ni tiene dinero para el finiquito, ni alguien con peso que quiera comerse el marrón

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Lo más visto y comentado resulta que ha sido lo que ocurrió tras el Clásico, el vacile-humillación-agresión a Koeman. La generación del selfie, de las redes sociales y de la información en un clic no sabe quién es el héroe de Wembley. Solo conoce de él que fue el que despidió a Luis Suárez, el último entrenador de Messi en el Barça y un tipo al que Laporta mantiene en el cargo porque ni tiene dinero para el finiquito, ni alguien con peso que quiera comerse el marrón de un equipo que ahora mismo no se clasificaría ni para jugar la Conference League. Ya lo decía aquel: “Cuando un ejército fusila a sus mejores oficiales en las cunetas, es que la guerra está perdida”. Lo que queda por ver es cuánto tiempo durará la posguerra.

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