“A un entrenador hay que respaldarlo hasta cinco minutos antes de echarlo”. La frase, atribuida a Eugenio Prieto, presidente del Oviedo en comisión de servicio en algún punto de Granda, puede servir como frontispicio a los peores días de Gallego al frente del Sporting. Tanto es así que el técnico catalán será respaldado en riguroso directo por Javi Rico, su gran valedor.
Hay que viajar tiempo atrás por la hemeroteca para encontrar un precedente similar en la casa rojiblanca. Que en la zona abuhardillada de Mareo hayan decidido salir a calmar a las tropas por lo que se pueda montar el sábado si las cosas se encallan ante el Fuenlabrada demuestra que la crisis es de las gordas.
No hace falta optar al premio Nobel para saber que no hubo sorteo ni pajita más corta (o más larga) para decidir quién debía explicar lo que está ocurriendo.
El primer ejecutivo de la parcela deportiva, al margen de sentarse ante los micrófonos para hablar de su libro, tendría que contarles a los suyos cómo fue, por ejemplo, lo del cambio de sistema en Ponferrada, por qué el equipo se ha desplomado en todos los aspectos, y si está contento con el rendimiento de los muchachos, y en especial con el de los nuevos, sin olvidarse de analizar qué pasa en la cantera y afines: filial, femenino, juveniles, fútbol base...
No hace falta optar al premio Nobel para saber que no hubo sorteo ni pajita más corta (o más larga) para decidir quién debía explicar lo que está ocurriendo
Luego ya veremos si la gente se traga lo de que es una crisis coyuntural y no estructural y tal y tal. Pero al menos servirá para desviar el punto de mira, ganar tiempo hasta el partido del sábado y, de paso, mostrar a la plantilla que esto va en serio y que en el club están preocupados, muy preocupados.
