Luisa Álvarez Iglesias vivió el sueño de su larga existencia siendo pionera del balonmano en Asturias y en España. Una gran capitana que llevó al equipo femenino de Pola de Laviana a ser tres veces campeón de España en los primeros años cuarenta. Y en esos éxitos estaba Purina Zapico, una completa deportista que trajo a Laviana el popular “hand ball” alemán. Su padre, el comandante de artillería y lavianés ejerciente Mariano Zapico Menéndez-Valdés, tenía su destino en Madrid pero pasó un tiempo en la embajada española en Berlín. Allí Purina conoció el balonmano y aprovechando sus veranos en la Pola orientó a sus amigas a la práctica del nuevo deporte.
Y en esas circunstancias y con varios balones de rabiosa novedad, Luisa Álvarez, amiga entrañable de Purina, se entusiasmó con ese juego y convenció a sus coetáneas a formarse deportivamente en esa nueva disciplina. Todo un éxito. Luisa, por su carácter e ímpetu animoso, comenzó a organizar partidos en el campo de fútbol de Fontoria. Blancas y Azules. Y en ese tránsito logró forjar un auténtico equipo de balonmano, único en Asturias. El conjunto de Pola de Laviana participó en varios campeonatos nacionales bajo los auspicios del SEU de la Universidad de Oviedo. Y Luisa demostró su estilo, pericia y fuerza como una delantera que marcaba goles electrizantes. En la hora de su muerte los recuerdos se agolpan en la memoria colectiva de todo un pueblo, sabedor de que tanto Luisa como sus compañeras de equipo hicieron historia y dejaron huella indeleble como pioneras de un nuevo deporte. La historia de un sueño con final feliz. Y Luisa seguirá en esos celestes Campos Elíseos jugando al balonmano y demostrando el verdadero feminismo de una mujer valiente que vivió intensamente la vida. Una vida terrena de obra, pensamiento y acción. ¡Ah! y con el “Chalaneru del Año” concedido por La Pegarata en su morral de singladura.
