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Alberto Menéndez

Objetivo cumplido

El Oviedo Baloncesto disputará una temporada más los play-off de ascenso a la ACB. Objetivo cumplido. El equipo carbayón ha pasado por tres fases en lo que va de Liga antes de este nuevo éxito. Uno, el primero, muy esperanzador, con un conjunto que siempre daba la talla y competía sin descanso, por lo que se coló en los puestos altos de la tabla clasificatoria. Pero a mitad de campeonato se va su jugador estrella hasta ese momento, el base noruego Harald Frey; el club de la capital del Principado nota en exceso esta baja y pasa por un enorme bache de juego y resultados. Los responsables del equipo se ven obligados a buscar soluciones, y así, gracias al acierto en la elección de las nuevas piezas para reforzar la plantilla azul el Unicaja Banco Oviedo entra en la tercera fase, en la que se encuentra ahora, metido de nuevo en la parte de arriba de la clasificación; eso sí, alternando encuentros brillantes con otros en los que se ha mostrado demasiado fallón y, en ocasiones, incluso falto de intensidad.

Ayer, ante el Força Lleida, el combinado de Natxo Lezkano estaba obligado a dar todo de sí ante su afición tras las dos últimas decepciones en escenarios ajenos y lograr, definitivamente, un puesto entre los nueve primeros, evitando de esta manera cualquier posibilidad de tirar por la borda el duro trabajo de todo un año. El Oviedo sacó adelante el partido ante los catalanes, fundamentalmente, más por las ganas que pusieron todos los integrantes de la plantilla que por su buen juego. Pero de eso era de los que se trataba ante el Lleida, el equipo revelación de la temporada (que llegó a Asturias con el factor campo de los play-off ya conseguido): correr lo más posible para no dejarle realizar su juego. Cuando lo hicieron en determinados momentos del encuentro demostraron de lo que son capaces, sobre todo con los tiros de tres puntos.

El triunfo del Oviedo ante el Lleida fue un triunfo coral, en el que participaron todos los jugadores convocados, lo que le permitió a Lezkano exprimir al máximo a sus pupilos en las labores defensivas. ¡Y quién más capacitado para ello y para calentar el ambiente en el pabellón de Pumarín que Sean McDonnell! Él fue quien apareció en los momentos culminantes de la confrontación para relanzar a sus compañeros con sus rebotes, sus triples o, simplemente, con sus ganas de sacar un partido adelante. También tuvieron presencia protagonista en esas situaciones complicadas tanto Jorgensen como Atencia. Y siempre, siempre, tanto dentro como fuera de la pista Oliver Arteaga. Y si no, que se lo pregunten al escolta norteamericano cuando se equivocó en alguna que otra jugada. Allí estaba el pivot canario para ayudarle a sobreponerse, a él y a cualquier otro compañero que lo necesite.

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