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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: Fe, gofio y milagros

Los rojiblancos ya han puesto a funcionar la máquina de las entradas y las salidas y a los carbayones les toca remontar el bajón y hacer su parte: ganar al Ibiza

Borja Bastón celebra un gol IRMA COLLIN

El Oviedo arranca la semana en la que dejó de tener en sus manos su futuro más inmediato. En el club azul hay sentimientos encontrados. Se asume que la posibilidad de un milagro en la última jornada, con rivales que juegan ante equipos que ya han bajado la persiana, es complicado, pero se mantiene la fe. Está el morbo de qué pasará en Gijón, si habrá batalla o pacto faba-gofio.

Los de El Molinón, con rivalidad sana o insana por el medio, están a otras cosas. Ya han puesto en marcha la máquina del intercambio de cromos, de los que interesan que sigan y de los que no cuentan. Y luego está por ver la manera en la que reaccionará la afición en el último partido, si mostrará su cabreo por la gestión o castigará con el filo de su indiferencia a todos los protagonistas del desaguisado. En lo puramente deportivo, tampoco es complicado apostarlo todo al X2 ante la UD teniendo en cuenta la pésima marcha de los rojiblancos esta temporada.

En el caso de los azules, y si al final no hay promoción, lo que pinta es un cambio de ciclo tras una temporada notable. Se da por supuesto que habrá que buscar nuevo director deportivo y conocer por dónde pasará el futuro de los principales pilares de este año, léase los Borjas, Brugman y compañía. Pero ahora a los carbayones les toca remontar el bajón y hacer su parte: ganar al Ibiza, que cuando llega la hora de la verdad las piernas tiemblan en todos los campos, incluso en El Plantío de Berjón y Michu.

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