La mutación del Sporting ha comenzado. El capital mexicano que se quiere hacer con el control de la nave rojiblanca ya ha elegido, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, al hombre que tomará las riendas de los destinos deportivos del club de Mareo. Le ha tocado a Gerardo García, gijonés, hombre de fútbol (agente) y con estrechas relaciones con Orlegi. Serán los resultados los que digan si la jugada es buena o mala, pero de mano parece inteligente ya que es tirar de un talento de la tierra que conoce el terreno, el entorno y las claves que rodean a una entidad que se enfrenta a su primer golpe de timón de verdad en casi treinta años.
Optar por un paracaidista con todo por hacer y conocer hubiera sido una apuesta arriesgada. Eso sí, mejor ir teniendo claro de dónde vendrán las órdenes, la política del grupo Orlegi y que el club de entrañable ambiente familiar pasará a la historia una vez que las escrituras cambien de nombre.
Mientras, a 28 kilómetros, el otro grande de la madreñina astur sigue a lo suyo una vez pasado el apurón de las entradas y salidas de entrenadores y directores deportivos. En el Oviedo calculan que harán falta unos diez fichajes, “pocos”, dicen los que saben. Y es que el “fúrgol” se ha convertido en un trae y lleva de mercancía de culo de mal asiento que aguanta lo justo en cada destino: si las cosas van mal, se rompe el matrimonio a la primera; si van bien, se busca una salida mejor, que esto de la pelotita dura poco y hay que hacer caja. Y así, entre las novedades del zoco y la espera por la visita del tío rico de México, el verano arranca movidito, ¿oyisti?