El Sporting cierra una etapa y abre otra con boda. Jony, el hijo pródigo que regresó en mitad del frío desde la ciudad de las siete colinas para tratar de ayudar a JF a dar un golpe de timón para huir de la mediocridad, reunió a decenas de rojiblancos para celebrar su casamiento. El evento festivo-“furgolero”-familiar coincide con el final de una etapa con mucha historia en el Sporting y el inicio de otra que lo quiere tener. Los que saben de esto anuncian que esta semana, y por el módico precio de 43 millones de euros, la entidad de Mareo cambiará de manos. Llega Orlegi, se va la familia Fernández.
No se sabe si habrá boda, bautizo o funeral como hilo conductor de la historia al estilo de los “Padrinos” de Coppola, pero sí mucha expectación por ver cómo se va a producir el cambio de manos de una entidad que es de las pocas que se mantienen en poder de aquellos empresarios –la mayoría vinculados al ladrillo– que entraron en el fútbol en los noventa. Queda verano y tiempo para ver a muchachos en americana, playeros y pantalones pirata, o en traje, pero sin calcetines. Es la moda, amigo.
Mientras, a 28 kilómetros, el club que lidera el hombre preocupado por los que no pagan impuestos prosigue cual hormiguita centrado en evitar que Borja Sánchez vuele libre y en cuadrar el límite salarial, que tantos dolores de cabeza produce a casi todos los equipos. El verano avanza. Hoy toca boda, mañana liquidación de herencia y pasado ya veremos, ¿oyisti?