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La opinión sobre la llegada del capital azteca al fútbol: México en Asturias

En un espacio de quince días, el fútbol profesional en Asturias afronta una situación de cambio en la propiedad del Real Oviedo y del Real Sporting de Gijón. Al mismo tiempo se cumplen treinta años de la finalización del plazo para la conversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas deportivas (SAD).

Los pensadores excelsos de la época, en la actualidad siguen existiendo, lanzaban sus críticas contra la Ley del Deporte que obligaba a la trasformación de los clubes en SAD. Se consideraban los guardianes de los sentimientos hacia los clubes y pretendían que, sin exponer un euro y sin responsabilidad alguna, seguir gozando de la popularidad que tanto el Real Oviedo como el Real Sporting de Gijón dan.

En estos últimos 20 días se vienen produciendo una serie de actuaciones económicas que conllevan el cambio de la titularidad de la mayoría accionarial, tanto en el Real Oviedo como en el Real Sporting de Gijón. Otros equipos de la Segunda División, Leganés y Zaragoza, también cambiaron de propiedad.

Se constata, por las noticias y comentarios que hay en los medios de comunicación, que el proceso se ve con total normalidad e incluso eleva la ilusión de los aficionados.

Siempre aparecen, de manera minoritaria, aquellos que elucubran con la situación y ven el estadio de El Molinón convertido en edificaciones de viviendas o al Real Oviedo como trampolín de no se sabe qué fines.

No hay duda que lo que aconteció son operaciones, totalmente normales, en el mundo del deporte profesional y los nuevos accionistas mayoritarios intentarán encauzar la gestión, tanto deportiva como económica, hacia el éxito, siendo conscientes que el entramado del fútbol tiene sus peculiaridades que lo hacen diferente en algunos aspectos. Tanto uno como otro vienen de la gestión del fútbol profesional en México.

Tuve el privilegio de estar en la gestión de la transformación de los clubes de fútbol y baloncesto en sociedades anónimas deportivas y es motivo de satisfacción ver que su aplicación se desarrolla con normalidad, con unas estructuras consolidadas.

Refiriéndome al Real Oviedo, sigo lamentando que después del esfuerzo económico llevado a cabo por el máximo accionista, Carso, ello no conllevara, además de salir del pozo de la Segunda B, al éxito deportivo, que se concreta en el ascenso a la Primera División.

Si se me permite como socio, accionista y expresidente del Real Oviedo quiero manifestar mi agradecimiento al Grupo Carso por haber salvado al Real Oviedo de una situación económica muy delicada.

Esta es la opinión, salvo mejor criterio, de un abogado de pueblo, Vegadeo, sin acritud.

En un espacio de quince días, el fútbol profesional en Asturias afronta una situación de cambio en la propiedad del Real Oviedo y del Real Sporting de Gijón. Al mismo tiempo se cumplen treinta años de la finalización del plazo para la conversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas deportivas (SAD).

Los pensadores excelsos de la época, en la actualidad siguen existiendo, lanzaban sus críticas contra la Ley del Deporte que obligaba a la trasformación de los clubes en SAD. Se consideraban los guardianes de los sentimientos hacia los clubes y pretendían que, sin exponer un euro y sin responsabilidad alguna, seguir gozando de la popularidad que tanto el Real Oviedo como el Real Sporting de Gijón dan.

En estos últimos 20 días se vienen produciendo una serie de actuaciones económicas que conllevan el cambio de la titularidad de la mayoría accionarial, tanto en el Real Oviedo como en el Real Sporting de Gijón. Otros equipos de la Segunda División, Leganés y Zaragoza, también cambiaron de propiedad.

Se constata, por las noticias y comentarios que hay en los medios de comunicación, que el proceso se ve con total normalidad e incluso eleva la ilusión de los aficionados.

Siempre aparecen, de manera minoritaria, aquellos que elucubran con la situación y ven el estadio de El Molinón convertido en edificaciones de viviendas o al Real Oviedo como trampolín de no se sabe qué fines.

No hay duda que lo que aconteció son operaciones, totalmente normales, en el mundo del deporte profesional y los nuevos accionistas mayoritarios intentarán encauzar la gestión, tanto deportiva como económica, hacia el éxito, siendo conscientes que el entramado del fútbol tiene sus peculiaridades que lo hacen diferente en algunos aspectos. Tanto uno como otro vienen de la gestión del fútbol profesional en México.

Tuve el privilegio de estar en la gestión de la transformación de los clubes de fútbol y baloncesto en sociedades anónimas deportivas y es motivo de satisfacción ver que su aplicación se desarrolla con normalidad, con unas estructuras consolidadas.

Refiriéndome al Real Oviedo, sigo lamentando que después del esfuerzo económico llevado a cabo por el máximo accionista, Carso, ello no conllevara, además de salir del pozo de la Segunda B, al éxito deportivo, que se concreta en el ascenso a la Primera División.

Si se me permite como socio, accionista y expresidente del Real Oviedo quiero manifestar mi agradecimiento al Grupo Carso por haber salvado al Real Oviedo de una situación económica muy delicada.

Esta es la opinión, salvo mejor criterio, de un abogado de pueblo, Vegadeo, sin acritud.

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