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Sabino López

La historia de Carso y el Oviedo: saber irse

Deja de existir el paraguas de "se hace lo que dice México": México va a estar aquí con una presencia cualificada

Arturo Elías, en un acto de humildad muy destacable, como representante del Grupo Carso, ex máximo accionista del Real Oviedo, declaró lo siguiente: "El Oviedo necesita una estructura mucho más profesional de la que nosotros podemos ofrecer". Es evidente que Arturo Elías lanza un mensaje claro y contundente en el sentido de que la estructura actual del Real Oviedo no está al nivel de profesionalidad que el fútbol de alto nivel exige.

En anteriores artículos manifesté que el esfuerzo económico que había realizado el Grupo Carso no tenía correspondencia con la gestión del Real Oviedo en lo deportivo y en el día a día.

El negocio del fútbol es complejo. Es cierto que, además de gestionar lo económico y lo deportivo, se gestionan sentimientos, los cuales son los que hacen diferente al fútbol. Puede ocurrir que una gestión impecable en lo económico se vea frustrada si no se consiguen los resultados deportivos que la afición demanda y que, en el caso del Real Oviedo, es el ascenso a Primera División. No hay que olvidar que hay otras sociedades anónimas deportivas, en la Segunda División, con aficiones muy importantes, que tienen las mismas demandas que la del Real Oviedo y, por ello, no resulta fácil el conseguir el ascenso a Primera División.

El aficionado del Real Oviedo recibía la idea de que "se hace lo que dice México". En ello se amparaban todas las circunstancias que se iban produciendo en el Real Oviedo, y así se huía de toda responsabilidad directa de los que estaban aquí, cargándosela "a México". Ahora, al parecer, ese paraguas ya no va a existir, pues México está aquí con una presencia cualificada que se concreta en la presidencia y en otros cargos.

Si, en su momento, la no aprobación en la junta general de accionistas de los presupuestos por parte de Carso, cuando ya se había dado el visto bueno a los mismos, fue motivo para que el consejo de administración de entonces tomara la decisión de dimitir en pleno, es evidente que si el máximo accionista, Carso, da un paso al lado, por no haber dado una estructura más profesional al Real Oviedo, ello obliga a los administradores, nombrados por Carso a dimitir o, al menos, a poner sus cargos a disposición del nuevo máximo accionista.

Por cierto, el ser presidente, no ejecutivo, o consejero, no ejecutivo, del Real Oviedo, es un honor y por ello no se ha de recibir ni un solo centavo.

Esta es la opinión, salvo mejor criterio, de un abogado de pueblo, Vegadeo, sin acritud.

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