La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Rico

Fútbol es fútbol

Antonio Rico

Tiburones en el imperio austrohúngaro

1. Perder, y perder, y perder, y volver a perder. La relación del Barça con el Bayern de Múnich se ha convertido en el contrapunto de la famosa definición de Luis Aragonés con la que dejó clara su concepción del fútbol: "Ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar. Eso es el fútbol". El Barça pierde con el Bayern sin Messi y con Messi, con un equipo en demolición y con un equipo en construcción, con el pesimismo en el alma y con el optimismo en el cuerpo, sin Lewandowski y con Lewandowski. Después del 2-0 en el Allianz Arena, puede que Xavi dijera a Laporta lo mismo que en la película "Tiburón" Martin Brody, el jefe de policía de Amity Island, le dice a Quint después de su primer encuentro con el enorme tiburón: "Necesitaremos un barco más grande". El problema es que el Barça viaja en el barco más grande que ha podido comprar, así que tendrá que intentar pasar de la fase de grupos en la Liga de Campeones confiando en que el tiburón del Inter de Milán sea más pequeño. O barcos más grandes, o tiburones más pequeños.

2. El imperio austrohúngaro. Lo del Real Madrid es otra cosa. No solo gana, y gana, y gana y vuelve a ganar, según la doctrina Luis Aragonés, sino que pase lo que pase, independientemente del tamaño de los barcos y de los tiburones, todos sabemos que el Real Madrid es el gran favorito para ganar la Liga de Campeones. El PSG tiene a Mbappé, Messi, Neymar, Ramos y mil más. Cierto. El Manchester City tiene a Guardiola como capitán de barco y al tiburón Haaland. Es verdad. El Bayern se come crudo a todo un Barça. Así es. Pero el fútbol es un guionista con manías. Una de las manías del gran director y guionista Luis García Berlanga era introducir en todas sus películas, fuera cual fuera su argumento, la expresión "imperio austrohúngaro". No importaban los regates, caños o pases en largo que hubiera que hacer al guion. El "imperio austrohúngaro" siempre aparecía. En el fútbol ocurre lo mismo, pero con el Real Madrid. Pase lo que pase, fiche el PSG a los futbolistas que fiche, sea cual sea el resultado del partido de ida en una eliminatoria o que solo quede un minuto para el final de un partido, la expresión "el Real Madrid gana y pasa a la siguiente ronda" es inevitable en Liga de Campeones.

3. Hilas y Tersites. Hilas fue un joven bellísimo amado por Heracles al que las ninfas, enamoradas, raptaron cuando fue a buscar agua mientras participaba en la expedición de los argonautas en busca del vellocino de oro. Tersites, según cuenta Homero, era el hombre más feo que había llegado al pie de Troya. Una inscripción funeraria griega del siglo II, expuesta actualmente en el Museo Británico, sobre la imagen de un esqueleto yacente dice: "¿Quién puede decir, contemplando este envoltorio descarnado, si era Hilas o Tersites?". ¿Qué es el juego bonito o el juego feo? Si Luis Aragonés tiene razón y el fútbol consiste en ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar, entonces no importa si el juego de un equipo es tan bello como Hilas o tan feo como Tersites porque cuando contemplamos el envoltorio descarnado de un partido (es decir, el resultado) nadie puede decir si el ganador fue Hilas o Tersites. El Barça fue Hilas en Múnich y perdió el partido. El Real Madrid es muchas veces Tersites y casi siempre gana los partidos. El Atlético de Madrid y el Sevilla no están interesados en la belleza de Hilas ni les preocupa que su juego sea patizambo y cojo de una pierna, como Tersites, porque Simeone y Lopetegui quieren ganar partidos, pasar la fase de grupos de la Liga de Campeones y llegar al Mundial de fútbol sin que los tiburones se coman el barco. Aunque saben que, al final, serán derrotados por el imperio austrohúngaro.

Compartir el artículo

stats