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Antonio Rico

El balón global

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La opinión de Antonio Rico sobre el España-Alemania: Aprender por el sufrimiento

El sufrimiento es el requisito previo del conocimiento. Lo leemos en el "Génesis". Lo sabían los griegos, y Homero y Hesíodo lo dejaron muy claro. Una de las lecciones que podemos aprender de los clásicos, según el crítico literario italiano Piero Boitani, es precisamente esta: no existe para los humanos ningún saber que no pase por el padecer. El fútbol no es diferente a cualquier otra cosa. Sabíamos que el fantástico juego de la selección española ante Costa Rica significó tres puntos, pero ni el buen juego ni los puntos asegurados significaban nada ante una selección alemana que se jugaba contra España el pan y la sal en el Mundial de Qatar. Aprender por el sufrimiento, decía Esquilo. Aprender a seguir adelante en un Mundial por el sufrimiento de ver a Leroy Sané encarar a Unai Simón en el último minuto del partido.

La selección española sufrió y, así, aprendió no solo que un punto es un punto sino que lo que empieza muy bien ante Costa Rica necesita acabar bien ante Japón. Parece una lección sencilla, pero no lo es. El juego de España ha conseguido ser armónico en el sentido estoico, es decir, armonía como conciliación entre el equipo de Luis Enrique, el rival que nos toque y ese cosmos envuelto en expectativas, recelos, orgullo, suspicacia, optimismo, depresión y envidia que formamos los aficionados. No es fácil armonizar la aparente facilidad con la que Rodri, Busquets y Pedri se mueven por el terreno de juego con los otros, con esa selección alemana que vive de su historia, del miedo que inspiran los futbolistas del Bayern de Múnich y de un saber estar que a veces falla pero que raras veces falta, ni con la mirada de una afición capaz de pasar de la euforia incondicional a la crítica más descarnada y desalmada. Puede que el mérito del estoicismo de España sea de Luis Enrique, pero tenemos que confiar en que el sufrimiento ante Alemania haya calado hasta los huesos de unos futbolistas que ante Japón no pueden perder un balón en la recta final del partido ni confiar en que un punto es un punto cuando un punto es menos que tres puntos.

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