En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo, el Sporting y el Mundial: Purasangres y pollinos

Esperemos que la sorpresa de octavos no sea el adiós de la Roja

Pablo González

Pablo González

De momento, cuentan los que saben, la trituradora de entrenadores, directores deportivos y demás familia que se esconde en algún lugar de Mareo aún no ha sido puesta en marcha. La crisis de juego y resultados del Sporting ya no hay quien la esconda, y a la vuelta de la esquina aparece el derbi, el primero de la era Orlegi-Pachuca, que no es que sea una cita que se les suela dar bien a los rojiblancos. Por eso no estaría mal que los de Abelardo volvieran a saber lo que es ganar algún partido, más que nada porque en un despiste el pozo se puede poner demasiado a tiro.

Mientras, a 28 kilómetros, se empieza a diseñar la operación salida de cara a reforzar el equipo en el mercado de invierno que se abrirá en un puñado de días. El Almirante Cervera quiere caras nuevas ya que algunas de las que andan por El Requexón han aportado poco o nada en lo que va de temporada. Por lo demás, el foco sigue puesto, y lo que nos queda, en el Mundial de la ignominia. La España de Luis Enrique, que sigue convertido en el mejor embajador del Paraíso Natural, medirá su estado ante Marruecos. Será el día en el que la Roja tendrá que demostrar que lo del día de Japón fue un accidente y que no va camino de hacer bueno el dicho de "arrancada de purasangre, frenada de pollino" en una Copa del Mundo en la que los favoritos que han sobrevivido a la primera limpia van cumpliendo. Se espera una sorpresa, que no la protagonice España, ¿oyisti, güey?

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