En territorio comanche

La opinión tras el Oviedo-Sporting: Pachuca-Orlegi, 1

Casi mejor alabar lo ocurrido fuera durante toda la larga tarde: ausencia de incidentes, buen rollo entre las directivas... Luego, cada uno verá la película dependiendo del lado del Potomac en el que residan sus filias y sus fobias

Aficionados del Oviedo y el Sporting en la grada del Tartiere

Aficionados del Oviedo y el Sporting en la grada del Tartiere / Ángel González / Irma Collín

Pablo González

Pablo González

Pues nada, queridos amiguinos y amiguinas, Pachuca y Orlegi ya tienen en su historial su primer derbi en Europa. El partidazo de Asturias acabó con un 1 en la quiniela –el asunto que hace muchos años hizo a más de uno millonario sigue existiendo milagrosamente– a favor del Oviedo. De lo que pasó en el campo poco, mucho o nada se podría destacar al margen de la tensión y el colorido típicos de estos partidos ahora que, por fin, ha regresado la normalidad.

Casi mejor alabar lo ocurrido fuera durante toda la larga tarde: ausencia de incidentes (al menos en el momento de escribir estas líneas), buen rollo entre las directivas y unas condiciones atmosféricas que dieron tregua. Luego, cada uno verá la película dependiendo del lado del Potomac en el que residan sus filias y sus fobias.

A unos les habrá molestado la caricatura con el cuchillo entre los dientes con el que apareció Alejandro Irarragorri en sus redes sociales animando a la tropa. A otros les habrá encantado el detalle de David Guerra de ir a saludar a los sportinguistas "concentrados" por eso de la seguridad en la Facultad de Derecho, algo impensable e imposible meses atrás.

Al Almirante Cervera y a Martín Peláez puede que les haya sorprendido el colorido del cortejo del frente de juventudes azul desde el hotel donde la plantilla veló armas hasta el Tartiere. Cositas que nos deja el derbi, el primero de la paz, el primero de la normalidad que debería durar, durar y durar, ¿oyisti, güey?

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