Centrocampista en Buenavista

Sobre Pepe Granda, histórico jugador del Real Oviedo que brilló en los años cuarenta

Fernando Granda

Fernando Granda

Corría el año 1943, es decir, hace ochenta años. El Real Oviedo ya era un equipo histórico. Un equipo goleador. En cuatro partidos marcó 23 goles. Y creo que en esa temporada consiguió su mayor goleada. Un palizón de los que no se dan ahora. Le ganó al Sabadell por 9 a 2. Ese año fichó por el club carbayón Pepe Granda. Era hermano de mi padre, el octavo hijo de Carmen Llanes y José Ramón Granda, naturales y residentes en La Felguera. Hoy me toca reivindicar su figura en este año en que se celebran diversos aniversarios de muchos de sus jugadores, del club que nació por estos días de hace ya 97 años, un 26 del mes de marzo de 1926.

Formaban parte de su alineación, que componía Manolo Meana, jugadores también históricos como Herrerita, Antón o Echevarría, quien en un partido contra el R.C.D. Español de Barcelona marcó cinco goles. Claro, así llegó a contabilizar en su momento el equipo azulón un promedio de 5,75 goles por encuentro. ¡Qué tiempos!

Recuerdo una alineación que se cantaba en la familia, que en aquellos tiempos era de portero, dos defensas, tres medios y cinco delanteros. Sí, cinco delanteros, un central (defensa), medios, no centrocampistas, sin carrileros, con extremos, dos interiores y un delantero centro. Los sobrinos, pocos y pequeños todavía en aquella época, la recitábamos de carrerilla: Sión, Ricardo y Pena; Granda, Villita y Sirio; Antón, Goyín, Echevarría, Herrerita y Emilín. Nombres que en aniversarios, en fechas históricas, en anécdotas siguen siendo recordados con frecuencia.

Cuando se habla de fichajes, de posiciones, de traspasos, del dinero del fútbol, muchos de estos nombres son recordados y celebrados en los medios. Alineaciones prácticamente invariables, casi inamovibles (Carmelo, Orue, Garay, Canito, Mauri, Maguregui, Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, retahíla del At. de Bilbao). Porteros impenetrables, pasadores increíbles, goleadores históricos (Ramallets, Biosca, Olivella, Vergés, Segarra, Gensana, Basora, Kubala, César, Suárez, Moreno, Manchón, ídolos del Barcelona). Míticos futbolistas (Juanito Alonso, Marquitos, Miguel Muñoz, Santamaría, Zárraga, Molowny, Kopa, Di Stéfano, Rial, Puskas, Gento, Del Sol), quizá los más históricos del campeonísimo de Europa.

Eran otros tiempos. A Herrerita (Eduardo Herrera, Gijón, 1914), que marcó 114 goles en Primera División, lo fichó el Barcelona, dicen las crónicas, por ¡30.000 pesetas! La leyenda urbana decía que en los córners lanzaba salivazos a los ojos de los porteros rivales para dificultarles la visión. Panizo (José Luis Panizo, interior internacional del Atlético de Bilbao, Sestao, 1922), al retirarse, trabajó de viajante de una empresa de ferretería. Me lo encontré un día en un establecimiento, la ferretería Montiel en La Felguera –de lo que presumí ante la pandilla durante un tiempo–. Isidro Lángara (Pasajes, 1912), máximo goleador español –525 goles en partidos oficiales, 257 en el Real Oviedo– ese año 1943 fichó por el Real Club España de México a donde fue tras la guerra civil española, pero volvió a Oviedo para jugar otras dos temporadas. Pepe Granda (José Ramón Granda Llanes, La Felguera, 1918), repartió juego durante varias temporadas en un glorioso Real Oviedo. Tras una fuerte lesión, jugó en el Círculo Popular de La Felguera, su pueblo, mientras trabajaba en un laboratorio de Duro Felguera. Fue titular varias temporadas, pero nos acordamos preferentemente de los delanteros, de los goleadores. En su época en el club de Buenavista, si perdía el Oviedo, media familia, enfadada, no cenaba. Ser del Oviedo, del Sporting, del Círculo, en aquellos tiempos, era un sentimiento local, porque el fútbol era un deporte, un pabellón distintivo, algo propio no una multinacional, un negocio económico. ¡Loor al fútbol fútbol!

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