MAR, con hashtag o si él, ha descubierto como los levantiscos estudiantes de Mayo del 68 que bajo los adoquines no había arena de playa. Ramírez avisa a navegantes que es imposible hacer una revolución en el Sporting de cara al próximo curso. Lo que viene siendo lo de la herencia recibida y tal y tal.
Teniendo en cuenta que el técnico es uno de los portavoces del proceso orlegiano, pinta lo que todos conocen y/o sospechan: en la caja no hay un duro y habrá que meter tijera y, probablemente, vender algo en el zoco veraniego para hacer, ya saben, el enésimo equipo competitivo para dar la talla en la categoría de los tópicos. Da la sensación de que se va regando y abonando el terreno para sembrar lo de que "con estos mimbres, estos cestos", y que el objetivo de la próxima temporada ya no será meterse en la promoción sí o sí.
Mientras, a 28 kilómetros, el Almirante Cervera ya viene avisando de que nadie se crea que por haber acabado esta Liga a tope el año que viene los azules van a ser cuartos por decreto ley. Eso, y que Borja Sánchez, el ojito derecho del Oviedín, no volverá a vestir de azul. Son las cosas de este "fúrgol". Un día la continuidad de Cervera genera dudas y al siguiente al Almirante se le hace entrega de la medalla de oro y brillantes y las llaves de la ciudad.
Los mandobles del técnico azul a Sánchez en su entrevista a LA NUEVA ESPAÑA son de los que hacen pupita. Pero nadie es eterno y al final aquí no queda ni el apuntador, aunque solo hace unos meses fuese la única imagen del proyecto, ¿oyisti, güey?