Opinión

Una Pepsi por "El Pistolero"

Un capítulo de la mitología madridista relata cómo el tito Floren se desplazó a un barrio de Lyon para fichar a Benzema. Los padres del jugador, que aún no había regresado al hogar, tan abrumados como atorados por la visita presidencial, ofrecieron una Coca Cola a Florentino Pérez durante la espera. Así se selló el inicio de la brillante carrera de Karim en el Real Madrid.

Ayer, Mario González, apodado "El Pistolero", nuevo nueve del Sporting, relató tras su presentación oficial que al elegir Gijón, entre las ofertas a su disposición, tuvo gran influencia la visita que recibió de Miguel Ángel Ramírez en Burgos.

El gesto de MAR conlleva tres connotaciones: el buen talante y compromiso del entrenador; la imperiosa necesidad de contar con un delantero que, al menos, sume goles ante el escaso resultado del promedio entre tantos marcados y ocasiones creadas, y la confianza que Miguel Ángel Ramírez deposita en un delantero con cartucheras con la esperanza de que dispare al aire sus pistolas con muchos goles, en un momento clave para el Sporting, a la espera de la designación del Molinón como sede mundialista y ante la posibilidad real de luchar por el ascenso. Todo junto, casi nada.

Pero euforia la justa. Ya lo avisó MAR. Que nadie espere veinte goles en media temporada. Escasean los mirlos blancos en el mercado de invierno. Y menos para Segunda. Bien estaría que "El Pistolero" su sume a la ristra de jugadores que se reparten los tantos en el Sporting, y los incremente. Y bien estaría que su presencia sirva como desfibilador de la parálisis –ya casi crónica– que padece Djuka y recupere su mejor versión rematadora.

Un buen Ribera del Duero sería lo suyo para lacrar en Burgos, en fino pergamino, pero con la confianza de que sea duradero, el traspaso de Mario González y sus pistolas. Desconozco el mundo de los refrescos de cola, más allá de la urgencia de disolver un empacho de fabada, pero ante los remilgos que los deportistas le ponen a los placeres de Baco, al menos de forma cotidiana, quiero imaginar, y es mucha fantasía, que bien pudo una Pepsi (no hay que desmerecer al primer refresco en lata, en España, allá por los años setenta del pasado siglo) ponerle sello al acuerdo.

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