Opinión | En territorio comanche

La opinión sobre el Sporting y el Oviedo: Miedo a la rebelión

Sobre las quejas de los jugadores, la dana y el Oviedo y el Sporting

Aficionados del Real Oviedo en el Tartiere

Aficionados del Real Oviedo en el Tartiere / Irma Collín

Siguen futbolistas y entrenadores jurando en arameo por haber tenido que jugar en mitad de la tragedia de Valencia, con cadáveres aún por aparecer y con los que fueron de visita todavía con el susto en el cuerpo por culpa, según parte interesada, de cuatro exaltados nostálgicos de vaya usted a saber qué dictador, sátrapa o criminal de guerra. Resulta curioso que en un país en el que se encaraman a las barricadas hasta los funcionarios, el sector con unos salarios medios de ministro alemán sea incapaz de hacer valer su posición de poder. Sí, el espectáculo tiene que continuar y tal y tal. Veremos lo que ocurre cuando llegue el momento de protestar por la saturación del famoso calendario y demás familia.

Por otra parte, y en lo que viene siendo la madreñina "furgolística", el reloj corre a la espera de que nos atropelle la próxima jornada. El Sporting se prepara para no ser el equipo que resucite al Burgos de Ramis y Michu. Los de El Plantío llevan la friolera de dos puntos en los últimos siete partidos, números de megacrisis que algún día tocará a su fin. Por eso cruzan los dedos los de Albés, que no estarán solos en tierras burgalesas, donde se espera una Mareona de esas que hacen época. La afición del club gijonés se las ha ingeniado para lograr una localidad en estos tiempos de repartos y sorteos entre peñas y abonados por eso de la escasez de entradas.

Mientras, a 28 kilómetros, los cazorlistas andan al mismo tiempo maravillados y preocupados por el rendimiento de su líder. El internacional azul prácticamente ya ha jugado en lo que va de Liga tanto como todo el curso pasado. La cazorladependencia es tal que hay pánico a que el Mago se rompa. Y en esas estamos, con miedo a la rebelión, miedo a resucitar muertos y miedo a quedarse sin uno di noi, ¿oyisti, güey?

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