Opinión | EN TERRITORIO COMANCHE

La opinión sobre el Sporting y el Oviedo: Ya somos mundiales (o casi)

Sobre la Copa del Mundo que se jugará en España, el homenaje a Ferrero y las celebraciones azules por el 1-5 en Ferrol

Enzo Ferrero, en El Molinón.

Enzo Ferrero, en El Molinón. / Marcos León

¡¡¡¡Essssspaaññaaa!!!! ya es de manera oficial una de las sedes, junto a Portugal y Marruecos, del Mundial 2030, ese que tanto quería Alejandro Irarragorri para Gijón y que se encontró con el no y el silencio administrativo de las madres y padres de la nación gijonesa-madreñística dado que no veían claro de dónde iba a salir todo el parné necesario y quién iba a hacerse responsable de entregar casi toda una ciudad a los caprichos de los honestos directivos de la FIFA. Poca noticia, dado que solo había una candidatura que únicamente necesitaba recibir la bendición de los clanes que dominan el "fúrgol" planetario a pesar de los que creían que con todos los líos de la Federación, que sigue buscando ¡presidente, presidente!, la FIFA le iba a hacer una peineta al "fúrgol" español y a dejarnos sin el segundo Mundial, tras el de 1982.

La pelea ahora está en otro nivel, que es doble y político. Todos quieren albergar el partido inaugural y la final. España pugna con Marruecos y España, cómo no, pugna contra sí misma. Ya saben, amiguinas y amiguinos. Madrid o Barcelona. Bernabéu o Camp Nou. Vayan acaparando palomitas y sidra "achampagnada" porque nos esperan días de muchas risas.

Mientras, aquí, a ras de tierra, en una de las orillas del Potomac siguen celebrando la goleada al Racing de Ferrol y que, por ejemplo, Calleja apueste por jugar con dos delanteros como Alemão y el "Toro" Viñas.

En la ribera opuesta, la que está a 28 kilómetros, comida de Navidad con el líder de la familia orlegiana comandando los brindis, uno de ellos seguramente por la rápida recuperación de Joaquín Alonso, que ya se muestra en perfecto estado de revista. Otra de las leyendas rojiblancas tendrá su fiesta particular. Ferrero dará nombre a la puerta 11 de El Molinón. Otra gran noticia. Y es que quien no reconoce a sus héroes está condenado a olvidar su historia, ¿oyisti, güey? n

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