Opinión | EN TERRITORIO COMANCHE

La opinión sobre los incidentes en el derbi: El borracho y el tabernero

Pues nada, que no hay manera de tener un derbi en paz. Si no hay lío en el césped, lo hay entre directivas, y si no, con los energúmenos de turno

Agentes de la Policía Nacional durante el derbi entre el Oviedo y el Sporting

Agentes de la Policía Nacional durante el derbi entre el Oviedo y el Sporting / Irma Collín

Pues nada, que no hay manera de tener un derbi en paz. Si no hay lío en el césped, lo hay entre directivas, y si no, con los energúmenos de turno. El último partidazo (ja, ja, ja) de la madreñina "furgolística" nos dejó la "crisis de los papeles" y ese agujero espacio-temporal que provocó un caos de dimensiones bíblicas a la hora de que buena parte de la afición del Oviedo pudiera acceder al estadio. En la orilla azul del Pomotac no hay quien no haya sufrido o no conozca a alguien que padeciera los rigores de las aglomeraciones que se desencadenaron por unos minutos de retraso aquí y un control policial allá.

En estas situaciones ya se sabe lo que ocurre: nadie tuvo la culpa de nada y todos se señalan con el dedo. ¿Todo se torció por el retraso del autobús del Sporting? ¿Fue por los complicados accesos al Tartiere? ¿Tuvieron algo que ver los obsoletos tornos del campo? ¿Hubo un exceso de celo por parte de la Policía? Todas estas preguntas, y muchas más, flotan en el aire, y no hace falta tener un coeficiente intelectual de 180 para saber que se quedarán sin respuesta. Todos al suelo hasta que pase la bolita y la actualidad entierre lo ocurrido. Cada uno, amiguinas y amiguinos, se quedará con la versión que más se ajuste a lo vivido, a lo que le contaron o a lo que encaje en su forma de pensar y vivir, que en esto también hay colores. Y es que una cosa es lo que piensa el borracho y otra muy distinta lo que piensa el tabernero.

Por lo demás, y hablando de bolas, en la casa azul andan pendientes de lo que decida la autoridad competente por el asunto de las cartulinas del tifo convertidas en armas de destrucción masiva. La normativa está ahí, el protocolo es el que es, los avisos fueron dados en tiempo y forma, y luego llegó un árbitro perteneciente a la nueva generación de trencillas a los que les gusta la foto. Los más pesimistas creen que con la norma en la mano (esa que es igual para todos salvo para Barça y Madrid) habrá cierre parcial de una de las gradas del municipal ovetense. Queda poco para conocer la sentencia. Veremos qué punto de vista se aplica, si el del borracho o el del tabernero, ¿oyisti, güey? 

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