Opinión

Mal de asíntota

La incertidumbre del mercado de invierno y los deseos insatisfechos de la afición

Más que una enfermedad, es un estado de ánimo dominado por la ansiedad. En realidad se trata de un concepto utilizado en geometría para nombrar a una recta que, a medida que se prolonga de manera indefinida, tiende a acercarse a una cierta curva o función, aunque sin llegar a encontrarse nunca. También tiene una aplicación psicológica e incluso literaria, al referirse a algo que se desea y se acerca de manera constante, pero que jamás llega a conseguirse.

Los sportinguistas sufren el mal de asíntota, pues llevamos tiempo reclamando una mejora sustancial de la plantilla, ante carencias palmarias, pero sin llegar a ver materializados los deseos. La consecuencia es una creciente ansiedad ante el temor de fracasar en el intento de alcanzar la promoción de ascenso, que ya no el ascenso directo a Primera.

En los avatares de la vida, la intención y el interés son fundamentales para la resolución de una dificultad. El Grupo Orlegi mostró desde el principio su disposición a reforzar el Sporting, pero demoró demostrar hasta dónde estaba dispuesto a fichar, es decir, en escenificar su grado de interés. Sin desvelar si su verdadera intención era poner al equipo en disposición de alcanzar el "objetivo" del ascenso o, por el contrario, apostar por mantenerlo otra temporada en un perfil medio en Segunda.

Poco se ha trasladado de la cumbre del Grupo Orlegi en Texas donde, en principio, se iban solventar todas estas cuestiones vitales para el equipo y el futuro del club. Si el objetivo se ha cumplido, no se ha publicitado. No estaría de más alguna explicación clarificadora a la masa sportinguista. Muchos aficionados creen que la intención y el interés de Orlegi por el Sporting se ha ido diluyendo después de esfumarse la posibilidad de albergar una sede del próximo Mundial de Fútbol 2030.

Centrándonos en la pura geometría futbolística, resulta obvio que el equipo no da para más. Se ha agotado en sí mismo. Bastantes milagros realiza Rubén Albés con un plantel limitado en número y eficiencia. Suele utilizar trece jugadores de campo más Yáñez, una escasez de efectivos, variantes de juego y calidad que se han dejado notar en los últimos partidos. El entrenador, en quien se comienza a vislumbrar un cierto hartazgo, ya ha comenzado a deslizar en sus declaraciones (también algún jugador) que, sin refuerzos adecuados, la posibilidad de estar arriba en la clasificación será una quimera.

El parto de enero alumbra dos incorporaciones: Dotor, el medio centro cedido por el Celta al Oviedo, y Nico Serrano, extremo del Athletic Club. Personalmente, y no soy el único, sigo considerando imprescindible e irrenunciable buscar gol con un delantero más, un 9, y no parece que vaya a llegar. Ya veremos si estos refuerzos son suficientes. No quiero entrar en la suspicacia de si pescar en la plantilla del eterno rival, que se refuerza a pares (insisto en que las comparaciones son odiosas, sobre todo si te perjudican), es adecuado o no. Con este apurón doy por bueno el axioma de que el fin justifica los medios. Dubasin es el ejemplo.

Hoy, ante el Granada, ojalá comience la remontada. Para la sufrida afición del Sporting es insoportable la incertidumbre de ver pasar las jornadas y al equipo desplomarse en la clasificación cada vez más lejos de las posiciones nobles que dan acceso al ascenso. En Asturias, en el menguante lunar de enero, es el momento de trasegar la sidra. Una operación en la que se vislumbra el resultado de la cosecha final. A ver si hay suerte y el trasiego en el Sporting resulta la medicina adecuada para el mal de asíntota.

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