Opinión | EN TERRITORIO COMANCHE

La opinión sobre el Sporting y el Oviedo: Todos víctimas

Los problemas rojiblancos para ganar los partidos, el estado del césped de El Molinón y el futuro más cercano de los azules

Una acción del Sporting-Eibar en El Molinón.

Una acción del Sporting-Eibar en El Molinón. / Ángel González

Ante la obligación de ganar suelen llegar los agobios. Esto es lo que le ocurrió al Sporting frente al Eibar, al que no pudo doblegar ni con un futbolista más. Un punto en casa con la remontada que necesitan hacer los de Albés es una escasa renta. A los rojiblancos les está durando cada vez menos esa intensidad con la que arrancan los partidos. Una vez perdida la chispa de la vida con el avance de los encuentros, el juego de los de Mareo pasa a ser lento y previsible, por lo que quizás habría que pensar en buscar un plan B, C o Z. Aunque esto, según nos cuentan, se debe al mejorable estado del césped de El Molinón.

No hace mucho, el problema era la plantilla corta y la ausencia de fichajes, y ahora, que si el verde no acompaña. Sumados por parte del Sporting cuatro de los últimos seis puntos en juego, poco o nada le ha recortado el equipo gijonés al pelotón de los listos, donde últimamente se están viendo pocos patinazos. Por eso, ahora necesitan enlazar una racha de las de líder para volver a meter la cabeza cuanto antes en la zona alta de la tabla. Para ello no podrán contar con Juan Otero, que se ha vuelto a romper y que estará unas cuantas fechas de baja. Así que a Albés le tocará repartir minutos entre aquellos en los que menos confía o seguir apostándolo todo a ese grupo de 12-13 jugadores del que lleva tirando casi toda la temporada.

Mientras, en la otra orilla del Potomac se ponen serios para recibir al Eldense en el último partido de la jornada 26.ª en Segunda. Los resultados del fin de semana han sacado de los puestos de play-off a los de Javi Calleja, así que no hay disculpas a la hora de saltar mentalizados al césped del Tartiere ante un rival que lucha por salir del descenso. Por lo demás, y en lo que viene siendo ahí fuera, sigue a tope la "persecución" arbitral al Madrid del tito Floren. El victimismo gana terreno. Y lo que nos queda. Todos son víctimas de algo: los perseguidores, los perseguidos, los que ni frío ni calor y, cómo no, los amantes de las teorías de la conspiración. Ya saben, amiguinas y amiguinos, la culpa y la responsabilidad son viudas y/o solteras. Y con ellas nadie quiere bailar, ¿oyisti, güey? n

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